El Sanatorio Antituberculoso en obras, en una imagen de los años cuarenta del siglo pasado.
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Nació para sanatorio antituberculoso pero desde hace unos cuantos años se le conoce, al menos oficialmente, como Hospital del Mirón pues no en balde se encuentra próximo a la ermita de esta advocación mariana tan fuertemente enraizada en la historia de la ciudad. Se trata de un edificio, antaño emblemático, que constituía por su monumentalidad una de las referencias de la arquitectura asistencial soriana de la época. Fue a comienzos del año 1944 cuando la Comisión Gestora de la Diputación Provincial de Soria acordaba la adquisición de los terrenos en los cuales se pensaba construir el nuevo Hospital Provincial (en aquel momento en la calle de Nicolás Rabal), un manicomio, con sus dependencias, y un sanatorio antituberculoso, informó el periódico local Duero. No muchos días después, se ocupaban los terrenos al tiempo que el Ministro de la Gobernación comunicaba al Gobernador civil la aprobación de las obras y ordenaba “la inmediata construcción del edificio” que iba a suponer la inversión de seis millones de pesetas y dos más en la instalación, a cuyo fin la Caja de Ahorros de Soria –La Caja de toda la vida- entregó cuatrocientas mil pesetas, y para recaudar fondos se celebró un festival taurino en el que junto a conocidos diestros foráneos actuó el soriano Agustín Sánchez, “El Guti” para los aficionados. A partir de ese momento el proyecto comenzaría un largo peregrinaje que se dilataría en el tiempo a pesar de que seis años después, con la estructura del inmueble levantada y poco más, la publicación propagandística “Realizaciones del Movimiento en Soria. Breve catálogo de las principales obras ejecutadas y en ejecución. 1 de octubre de 1951” señalaba que “es ésta –por el Sanatorio Antituberculoso- la construcción de mayores proporciones que jamás se ha levantado en Soria, pues se trata de un enorme y magnífico edificio de seis plantas, situado en las afueras de la población, próximo a inaugurarse”. En este instante se hablaba de que el coste inicial de la obra era de doce millones de pesetas si bien una vez completadas las instalaciones previstas el importe del presupuesto podía “muy bien” cifrarse en dieciocho. Pero, ni por esas, las obras, por decirlo de alguna manera, avanzaban con una lentitud pasmosa pues la mayor parte del tiempo paradas hasta el punto de que en momento dado se barajó la posibilidad de ubicar en el edificio el seminario mayor y se ofreció el inmueble al obispo de la diócesis, Saturnino Rubio Montiel. A mediados de 1960 el Gobernador Eduardo Cañizares Navarro anunciaba la reconversión del inmueble en Hospital General y la inmediata subasta del proyecto, que, no obstante, seguiría atascado, pues cuatro años más tarde –a finales de 1964- los periódicos locales seguían hablando, con destacado alarde informativo, de que “El Ministro de la Gobernación, a través de la Dirección General de Sanidad, instalará un Hospital General y una unidad psiquiátrica en el Sanatorio Antituberculoso”. Otra publicación de la época, la Memoria de la Comisión Provincial de Servicios Técnicos del año 1965, destacaba, en referencia al Hospital Provincial y la Unidad de Psiquitaría, que es “la obra de carácter sanitario más importante en el momento actual de esta provincia” puesto que cubrirá todas las necesidades “para un plazo de 40 años”, con la aspiración de ser un modelo de coordinación hospitalaria en España.
Ahora sí, el proyecto no tenía marcha atrás y el 8 de junio de 1970 el entonces ministro de la Gobernación de uno de los últimos gobiernos del General Franco, Tomás Garicano Goñi, viajó a Soria para inaugurar las instalaciones. Habían transcurrido veintiséis años desde que comenzara a hablarse del Sanatorio Antituberculoso y una década del anuncio de reconversión. El obispo de la diócesis, Teodoro Cardenal bendijo las dependencias.