El obispo de la diócesis, Saturnino Rubio Montiel, en el acto de bendición de la primeras piedra de la Barriada de Yagüe el 18 de julio de 1949, flanqueado por el Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, Jesús Posada Cacho, y el Delegado Provincial de Sindicatos, Eusebio Fernández de Velasco (archivo Joaquín Alcalde)
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Ayer fue 18 de julio. En otros tiempos día de la Fiesta Nacional de España. La fecha, por antonomasia del Régimen, conmemorativa del aniversario del Alzamiento Nacional.
Antaño, la actividad de la jornada era de vértigo. Se inauguraban las realizaciones más relevantes del Movimiento y se colocaban primeras piedras al estilo de ahora. Y no solo este día sino también los inmediatos anteriores o posteriores, porque, como simples ejemplos, un 16 de julio, todavía en el Régimen anterior, se anunció la construcción de la Residencia de la Seguridad Social después de bastantes años de estar pidiéndola por activa y por pasiva los agentes sociales. Un 17 de julio, bastante antes, fueron inauguradas las instalaciones del Soto Playa con un amplio y variado programa de actividades populares. Y por no cansar, un 19 de julio, a comienzos de los setenta, la Delegada Nacional de la Sección Femenina, Pilar Primo de Rivera, vino a inaugurar el campamento de Las Cabañas, junto al embalse de la Cuerda del Pozo.
La mayor actividad del Dieciocho de Julio, asimismo Fiesta de la Exaltación del Trabajo, se desplegaba en la capital. Era habitual la entrega de las llaves de viviendas protegidas; se colocaban las ya dichas primeras piedras; solía celebrarse un desfile militar mientras hubo guarnición en la ciudad, o en su defecto de las centurias del Frente de Juventudes, y no faltaban pruebas deportivas, que organizaba la Obra Sindical Educación y Descanso, del sindicato vertical, para los “productores”.
En la provincia la jornada discurría de forma muy semejante, aunque centrada en las nuevas o remodeladas casas consistoriales, abastecimientos de agua, luz eléctrica, fuentes, cementerios, lavaderos y escuelas entre otras muchas. Además de la concesión de condecoraciones para reconocer los servicios prestados a la provincia a través del Movimiento Nacional a alcaldes, presidentes de la Diputación, procuradores en Cortes, y todo tipo de personajes de la vida pública del momento incluidos los de los sectores sociales y económicos, y en menor medida del mundo de la cultura, que en la práctica se limitaba a la que dimanaba del aparato.
Algunos casos más entre otros muchos. Un Dieciocho de Julio, de final de los años cuarenta, comenzaron las obras de construcción de la Barriada de Yagüe. Otro, al inicio de la década de los cincuenta, se puso la primera piedra de la que en su origen fue Casa Sindical y hoy sede de los sindicatos UGT y CC. OO. y de la patronal FOES en la calle Vicente Tutor, y se entregaron viviendas en la Barriada de Yagüe, protocolo este último que con rigurosa precisión estuvo repitiéndose varios años ese mismo día hasta que se completó el proyecto.
Una excepción en esto de las inauguraciones, por extraña que pueda resultar, la supuso el desaparecido monumento al General [Juan] Yagüe en la entrañable plaza del Chupete, que hubo que levantar previamente para erigir el monolito. La historia es muy simple y acaso desconocida por muchos. En el mes de enero de 1953 se anunció el comienzo de la campaña pro monumento al marqués de San Leonardo de Yagüe. O lo que es lo mismo, se inició una colecta popular para construir la obra, que se realizó mediante aportaciones de los ciudadanos, cuya relación se tenía el buen cuidado de publicar de manera regular en la prensa, más bien en el único periódico que se publicaba, el oficialista Campo Soriano. Puede que por la envergadura del proyecto, acaso también porque la construcción se estaba dilatando más de la cuenta o quizá por ambas cosas a la vez, si es que no hubo alguna razón desconocida, el hecho cierto es que en los últimos meses se estuvo trabajando día y noche –sí, con luz eléctrica- para tenerlo a punto, es de suponer que para una fecha concreta –el 18 de julio- y poder inaugurar la obra. Nada más lejos de la realidad. Pues la inauguración no sólo no se llevó a cabo sino que casi cincuenta años después, cuando fue retirado el monolito, el estreno seguía sin producirse.