En General Franco en el salón de plenos de la Diputación Provincial cuando visitó oficialmente la capital el 23 de agosto de 1948; a su derecha, con chaquetilla blanca, el Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, Jesús Posada Cacho; en la fila de atrás, a la derecha, el General Juan Yagüe (Archivo Diputación Provincial)
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El Jefe del Estado, el General Franco, el Generalísimo, no anduvo demasiado por tierras sorianas, al menos en viaje oficial. Que se recuerde, estuvo un par de veces, ambas por motivos bien diferentes.
Visita como tal de Franco a Soria, o sea institucional que se dice en el lenguaje político al uso, se recuerda la que realizó a la capital el lunes 23 de agosto de 1948. Fue una fecha histórica, al menos es lo que se escribió de ella.
Para la visita del Generalísimo, que llegó procedente de San Leonardo de Yagüe, se levantó un Arco de Triunfo en la puerta de la Alameda adornado con banderas y gallardetes por el que pasó el coche que lo traía antes de encontrarse con las calles engalanadas y abarrotadas de público. Llegó al ayuntamiento, a cuyo balcón principal se asomó “pronunciando un vibrante y patriótico discurso”; entró bajo palio en la todavía Colegiata de San Pedro, donde se cantó una “solemne salve”, después de que el obispo Saturnino Rubio Montiel le diera a besar el Lignum Crucis, y visitó los Claustros. Luego recorrió las instalaciones del Museo Numantino, más tarde fue al Campo de Deportes de San Andrés y llegó a la Diputación Provincial, en la que se le impuso la Medalla de Oro de la Provincia y pronunció un discurso.
En los salones del propio Palacio Provincial fue servido un banquete a su Excelencia, séquito y autoridades. Ya por la tarde se desplazó al Campamento Nacional “Francisco Franco” de Covaleda y abandonó la provincia siguiendo viaje a Burgos. Pero la visita de Franco iba a continuar en la capital pues por la noche se celebraron animadas verbenas en la plaza Mayor, que entonces llevaba su nombre, y en la Alameda de Cervantes.
Once años después el Jefe del Estado y Generalísimo volvió a Soria, ahora a la provincia. Fue el 4 de julio de 1959 para inaugurar el túnel ferroviario de Horna (Guadalajara) y la nueva estación de Torralba del Moral, una de las grandes obras de entonces. En esta ocasión la visita fue más breve en el tiempo pues se limitó a la celebración del acto.
No obstante, el entonces Jefe del Estado transitó varias veces más por la provincia, sobre todo si viajaba a Zaragoza por carretera en cuyo caso tenía que cubrir necesariamente el trayecto entre Esteras de Medinaceli y Santa María de Huerta.
El hecho de que se tratara de pasadas fugaces no era inconveniente para que se ofreciera información puntual exhortando a la gente a salir a la calle. Así ocurrió en una ocasión tomada al azar, a su regreso desde Logroño a Madrid, por más que para las costumbres de la época fuera a deshora, si por tal, que desde luego lo era, se entiende que se anunciara la llegada a las dos y media de la tarde y lo hiciera casi dos horas después.
Esa tarde, en las proximidades del Hogar Infantil (traseras del Convento de La Merced), se reunieron para esperar la llegada del Caudillo, el alcalde de la ciudad y las corporaciones municipal y provincial; el. Delegado de Hacienda, el abad de la Colegiata y otras autoridades y representaciones. A los niños de los colegios se les regaló banderitas para agitarlas al paso del coche de Franco. Toda una movida para un momento. El recorrido dentro de la ciudad lo hizo por la carretera de Logroño, calles de Santo Tomé, Tejera y San Benito, y carretera de Valladolid para continuar desde los cocherones de Obras Públicas a la carretera de Madrid, es decir, por Eduardo Saavedra.
Y en otra ocasión, elegida asimismo tomada aleatoriamente, el Generalísimo se presentó en el centro de Soria, donde saludó a las autoridades que le esperaban delante de la puerta principal de la Alameda de Cervantes. La Banda Municipal interpretó el Himno Nacional y se dispararon cohetes para anunciar su llegada. Tras una breve parada continuó el viaje a Madrid.