El emblemático edificio del Paseo del Espolón -a la derecha- era el único centro universitario con que contaba la ciudad (Archivo Histórico Provincial. Colección Rafael Romera)
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La concentración en el Campus de Los Pajaritos de los centros universitarios, que se encontraban dispersos por la ciudad, supuso el abandono de los inmuebles que venían utilizando y entre ellos el que ocupaba la que fue Escuela de Magisterio, al final del scalextric. Una instalación que entró en funcionamiento a finales del mes de noviembre de uno de los primeros años de la década de los sesenta. Pues, en efecto, el 18 de noviembre de 1963 fue un día importante no sólo para la ciudad sino también para la provincia pues junto al nuevo edificio de Magisterio se inauguraron también las Anejas –que llevó consigo el abandono de las viejas instalaciones de la Plaza de Abastos, en la actualidad, con una planta más, sede de la Escuela Oficial de Idiomas- y la flamante Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos –la Escuela de Artes, sin más- en su ubicación de hoy de la plaza de Tirso de Molina, dejando de este modo el cochambroso edificio que ocupaba en la Aduana Vieja.
En cualquier caso, el tan anhelado y flamante edificio de Magisterio tardaba en llegar algo así como treinta años. Antes, la Escuela Normal –que así se llamaba- estuvo funcionando desde el verano del año 1933 en el inmueble que vino ocupando hasta su traslado en los años sesenta a la Ronda de Eloy Sanz Villa. Es decir en el paseo del Espolón, frente a la Alameda de Cervantes, a la altura de lo que es hoy el Colegio de las Escolapias y el ambulatorio de la Seguridad Social. Una edificación emblemática que lamentablemente fue derribada a mediados de los años sesenta cuando en medio de una polémica de las de aúpa, por la fuerte oposición a la remodelación del entorno, la corporación que presidía el alcalde Amador Almajano desoyendo las críticas se lio la manta a la cabeza y abordó la urbanización y ensanche del llamado por los sorianos “paseo de invierno”. Entonces, quede constancia de la anécdota, ya hacía unos cuantos años que parte de sus bajos habían dejado de utilizarse como garaje de aquellas grandes motos de la Policía Armada cuando tenía atribuida la vigilancia de las carreteras en materia de tráfico y eventualmente con oficinas durante el rodaje de la película Doctor Zhivago.
En fin, el Espolón propiamente dicho terminaba en la coqueta pérgola existente donde están hoy las escaleras que lo comunican con la calle de Vicente Tutor. Porque más arriba no había más que algunos pequeños chalés, una vieja huerta con el terraplén adoquinado para evitar su desprendimiento, la carbonería del Petinal y la casa -todavía en pie y ocupada- que acababa de levantar Julio Herrero padre al final, con el compromiso, entre otros, de construir un nuevo fielato, como así fue, en la avenida de Valladolid, frente a la estación de autobuses.
Y en el Espolón estuvo durante tres largas décadas La Normal formando maestros, desde que fue inaugurada oficialmente el lunes 18 de septiembre de 1933.
De todas formas, y por extraño que pueda parecer hoy, el protagonismo informativo de aquel día no lo tuvo la inauguración de La Normal, sino la tradicional feria de ganados de septiembre que se celebraba aquellos días. De este modo pudo saberse por ejemplo que la cantidad de vacuno que llegó al ferial fue muy superior a la de otros años calculándose en unas 7.500 cabezas; que las tribus gitanas batieron el récord en compras de ganado inferior; que en timos por carteristas no se observó impaciencia en nadie, y que en cuanto a atropellos, coces, riñas y escándalos, etc., etc. tampoco hubo nada reseñable.