Calle Blas Taracena (Google Maps)
_____
La Comisión de Medio Ambiente y Sostenibilidad Urbana del Ayuntamiento de Soria ha acordado recientemente dar nombre a dos calles de la capital que, según la versión oficial, hasta ahora no figuraban en el callejero (el pleno de la Corporación del 12 de enero 2017 ratificaba el acuerdo). Se trata de dos vías perpendiculares a la calle Río Tera, en la zona que los sorianos conocemos como de los “Pisos Verdes”. Las calles se denominarán Blas Taracena y Ricardo Apráiz para recordar a los que fueron directores del Museo Numantino. En la información oficial facilitada se dice que a la calle Blas Taracena ya se le venía aplicando esta denominación por empresas como la eléctrica Iberdrola, aunque la denominación no era oficial, calificación que ahora se le reconoce. Y que la de Ricardo Apráiz es nueva.
Hasta aquí la referencia resumida de la información que trascendió, que merece alguna matización. Nada que se señalar en cuanto a la que desde ahora será la calle Ricardo Apráiz, por cierto sin la preposición “de” por delante del apellido, y Buesa de segundo, quizá menos conocido.
La dedicada a Blas Taracena merece alguna otra consideración de bastante más calado. Es cierto que para alguna determinada empresa, por razones fácilmente imaginables tratándose de una eléctrica, la calle ya existía (hay una curiosa y divulgada leyenda urbana respecto a quién ponía nombre a las calles en la historia reciente de la ciudad), del mismo modo que asimismo figuraba en otros callejeros –eso sí, no oficiales- que podían y pueden consultarse en la Red.
Pero no es menos cierto, y aquí reside la mayor novedad y nuestra particular aportación, que Blas Taracena ya tuvo calle en Soria, exactamente en la ubicación que se ha decidido la de ahora. No hay más que consultar el Plano Guía editado por el Ayuntamiento de Soria en el año 1983, en el que, por cierto, es la primera vez que apareció, pues los bloques de viviendas de los Pisos Verdes se construyeron en los últimos años setenta y primeros de la década de los ochenta del pasado siglo XX.
Luego, la calle Blas Taracena sufrió una serie de inexplicables avatares que solo pueden entenderse desde la tradicional dinámica de falta de trasparencia, criterio y puede que de desidia –por no hurgar más en la herida- que viene siendo la norma habitual de conducta no solo del actual Ayuntamiento sino de los muchos que le han venido precediendo desde décadas a la hora de gestionar el callejero, hasta el punto de haberlo convertido en un perfecto barullo, difícil de desentrañar a no ser que se acometa con profundidad y rigor una tarea pendiente desde hace décadas por más de contribuciones puntuales, que no han faltado.
De manera que si bien algún conocido autor local ya en el año 2006 dejaba constancia de la desaparición de la calle Blas Taracena, sin que se haya llegado a saber por qué (aunque resulta imaginable a la luz de otras actuaciones similares que siguen perdurando), el hecho cierto es que en el Callejero 2012-2013 editado por firmas comerciales de la ciudad con publicidad institucional del Ayuntamiento de Soria, la tan traída y llevada calle seguía apareciendo en el plano. Es más, y para inducir todavía más a la confusión, en alguna publicación similar posterior, la calle Blas Taracena continuaba figurando en el índice pero no en la representación gráfica.
Y una última reflexión. ¿Por qué precisamente ahora, de buenas a primeras, cuando todavía se está con la resaca de las celebraciones navideñas, y para la mayoría de la opinión pública sin venir a cuento, se restituye la calle a quién ya la tuvo? Esta es la gran pregunta, que desde nuestro punto de vista, tiene inmediata respuesta. El pasado 22 de diciembre se presentaba en el repleto Salón de Plenos del Ayuntamiento de Soria la obra –una auténtica joya de la bibliografía soriana- Blas Taracena Aguirre (1895-1951), de Juan Antonio Gómez-Barrera, a la que el catedrático e investigador ha dedicado los últimos trece años de su vida. Pues en efecto, esa tarde del 22 de diciembre, el profesor y estudioso Gómez-Barrera, lamentó en su intervención con un indisimulado tinte de amargura, que tan preclara figura de la intelectualidad soriana y del mundo de la arqueología como Blas Taracena no tuviera el reconocimiento oficial en el callejero de la ciudad.
A los pocos días saltaba la noticia. Ahora puede que se entiendan mejor la celeridad del Gobierno municipal socialista por restituir la figura de Blas Taracena de lo que de la noche a la mañana se le desposeyó en su día, sustituyéndola, repetimos, sin saber por qué, por la de Río Tera, a la que no habíamos hecho referencia hasta ahora.
En fin, la intrahistoria de este último e inesperado episodio vivido no tiene desperdicio pero queda para otra ocasión.