A «LA COMPRA», EN VERSIÓN SINFÓNICA

La Orquesta Sinfónica de Castilla y León interpretando la canción sanjuanera A «La Compra»

Fue creada y se estrenó en el año 1939, y tiene música de pasodoble. Cronológicamente, es la segunda del repertorio sanjuanero tras otro pasodoble, Fiestas de San Juan, que se estrenó en 1936, pero desde luego la número uno en cuanto a difusión aunque son realmente sus tres últimas estrofas las más conocidas, entre otros motivos porque tradicionalmente han sido y siguen siendo las más interpretadas y cantadas o al revés, cualquiera sabe, no así el resto del texto, que presenta alguna que otra complicación a la hora de recordarlo incluso por quienes se lo saben al dedillo.

Sea como fuere, la terca realidad de los hechos vino a acreditar hace ya muchos años que la composición que salió a la calle con el título de A “La Compra” tras el paréntesis de la Guerra Civil, es la más universal de las piezas del cancionero festivo y no falta incluso quien va más allá y la eleva a la consideración superior de ser el himno no sólo de Soria capital sino también de la provincia.

Porque, efectivamente, a la luz de cómo han ido evolucionando los tiempos hoy ya nadie se sorprende de nada y no resulta extraño en modo alguno escuchar los versos más divulgados de la pieza en cualquier fiesta por pequeña o grande que sea, que tenga lugar lo mismo da lejos que cerca de Soria, incluso a veces en países extranjeros, como así ha sucedido.

A “La Compra” la comenzó tocando, lógicamente, la Banda Municipal a partir de la versión que musicalizó para ella su director y al mismo tiempo autor, el maestro Francisco García Muñoz, y no tardaron en incorporarla a su repertorio los gaiteros de la época -los que venían a las cuadrillas, no había otros-, con los vicios propios adquiridos puede que por la premura en aprenderla, la improvisación, pero sobre todo por la falta de una adecuada formación musical en buena parte de los casos.

Al cambiar los tiempos fueron las charangas las que en un santiamén se familiarizaron con ella y por lo que fuera no pudieron por menos que dejar la impronta de su sello personal, de manera que cada vez más pueden escucharse tantas variantes como grupos musicales han venido y vienen por aquí. Y en los tiempos que corren otra vez los dulzaineros ya con una visión acorde con la realidad de los nuevos tiempos de la que carecían los de antaño. Es de suponer en todos los casos que a partir de la versión original y puede que única, y no otra para este tipo de formaciones. Algo que no ocurre, al menos desde el año 1996, el del fallecimiento del músico Francisco García Muñoz.

El Otoño Musical Soriano estaba dando sus primeros pasos -había llegado a la cuarta edición- y desde la dirección del festival y el propio Ayuntamiento se pensó que era una buena ocasión para tener un recuerdo con el compositor, que se fijó para el jueves 19 de septiembre de 1996.

Aquel día actuaba en el auditorio soriano la Orquesta Sinfónica de Castilla y León bajo la dirección del madrileño Max Bragado, uno de los grandes impulsores que ha tenido la formación en la faceta artística, que interpretó la obertura “Mar en calma y viaje feliz”, de Mendelssohn, y la “Sinfonía en re menor”, de Ruperto Chapí, además de “Variaciones sinfónicas para piano y orquesta”, de César Franck, con el joven pianista soriano Miguel Ángel Muñoz como solista, según refirió con detalle y buen juicio el crítico Julián de la Llana.

El público aplaudía entusiasmado al concluir el programa pudiera decirse oficial del concierto, pero el momento más sublime estaba por llegar. Sería al filo de las diez y media de la noche, cuando con el auditorio lleno y en medio de un impresionante y respetuoso silencio comenzó a sonar la orquesta lanzando al aire las notas de la canción sanjuanera por excelencia, cuya versión sinfónica había instrumentado el músico soriano Jesús Ángel León. No recuerdo la duración exacta de la interpretación pero sí la intensidad de los momentos vividos que aunque breves resultaron de un calado enorme, pero sobre todo de una emoción difícil de explicar y, desde luego, de olvidar. Instantes de los que dejan huella.

Que recuerde uno, era la primera vez que había podido escucharse en directo el famosísimo A “La Compra” en una versión diferente a la que estamos acostumbrados, es decir, a cargo de una orquesta sinfónica de primer nivel como es, o al menos lo era en aquel momento, la de Castilla y León. Luego ha habido alguna más.

(De mi libro “DE LA SACA A LAS BAILAS. NI USOS NI COSTUMBRES”. Junio 2007)