DÍA DEL TURISTA

Caballistas desfilando por el Collado después de traer y cerrar los toros  una tarde de La Saca (Archivo Histórico Provincial)

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Desde que en 1980 desapareció del cartel anunciador de las fiestas de San Juan o de la Madre de Dios lo de “Declaradas de Interés Turístico”, que estuvo figurando cerca de dos décadas, nada se ha vuelto a saber de si es que perdieron la denominación honorífica de Fiesta de Interés Turístico que les había concedido el Ministerio de Información y Turismo allá por el año 1967 y algunos después, en 1980, ratificó la Secretaría de Estado de Turismo cuando la reclasificación que llevó a cabo, o fue sustituida por alguna otra que no se utiliza.

En los últimos años –ya en el siglo veintiuno- tan solo consta la declaración de Espectáculo Taurino Tradicional de los festejos taurinos que configuran las denominadas “Fiestas de San Juan de la Ciudad de Soria”. Fue la respuesta que dio la Junta de Castilla y León al expediente incoado a solicitud del ayuntamiento de Soria. El proceso de declaración no estuvo exento de dificultades en la fase de la tramitación administrativa y de algún que otro desencuentro político, que también lo hubo.

De cualquier forma la declaración de Espectáculo Taurino Tradicional -no ha variado, que se sepa- afectaba únicamente a los espectáculos taurinos como tales y no tanto para protegerlos, porque esta es una causa hace muchos años perdida, como para que su celebración tuviera la cobertura legal de que antes habían carecido, al menos alguno de ellos, ante la reiterada imposibilidad de encontrar el encaje jurídico que permitiera su desarrollo dentro de la legalidad. Y desde luego, para nada a esa especial consideración de Interés Turístico que en su día les reconoció la Administración Central del Estado, la única que había.

No obstante, lo de la denominación honorífica de Fiesta de Interés Turístico no tuvo más repercusión práctica que el que pudiera figurar este lema en el cartel anunciador pero sobre todo la institucionalización del a partir de entonces llamado Día del Turista que se iba a hacer coincidir con el Jueves La Saca, por esas fechas ya oficialmente fiesta local.

Pero por más empeño que se puso, el Día del Turista pasó siempre desapercibido como no podía ser de otra forma en fecha tan especial para los sorianos. De manera que la celebración quedaba reducida a la publicación del suplemento especial –por cierto, escasamente original por repetitivo- que el periódico Campo Soriano dedicaba unas veces al turismo y otras al turista¡!, en el que no faltaba una colaboración del Delegado Provincial de Información y Turismo  (el censor) y de algún otro mandamás del Movimiento, y a la presencia un rato por la mañana de unas cuantas mujeres jóvenes sorianas vestidas con el traje regional que estratégicamente repartidas por los principales lugares acceso a la ciudad entregaban a los visitantes que llegaban a ella productos típicos de la tierra, como pudieran ser yemas, azucenas y poco más.

A eso estuvo dedicándose unos cuantos años, no muchos, el Día del Turista hasta que el postizo, de muy difícil encaje en los sanjuanes, acabó despareciendo por su propia naturaleza, porque alguien se convenció de que en el Jueves La Saca, y por extensión cualquier otro día, no cabía semejante despropósito.