Puerta de entrada principal del cementerio de Soria (Archivo Histórico Provincial)
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El Ayuntamiento de Soria ha publicado un folleto informativo relacionado con la “Información y localización” de “Personajes ilustres en el cementerio municipal de Soria”, en el que se relacionan hasta un total de 30, por cierto, dicho sea de entrada, de no todos los sectores políticos, económicos, deportivos, culturales y de la sociedad en general, pues ciertamente se echa en falta varios de ellos que en principio cuentan con candidatos con el grado de cualificación suficiente como para aparecer en esta primera relación, si se toma referencia, naturalmente, el perfil de los que se han incluido ahora.
“Somos conscientes –se dice en la publicación- de que en esta lista “son todos los que están, pero no están todos los que son”. Y añade que “la lista está abierta a ir sumando personajes ilustres que han destacado en diversos ámbitos. Entre los 30 seleccionados en este “punto de arranque” sobresalen en primer lugar aquellos que han sido objeto de distinciones honoríficas por parte del Ayuntamiento de Soria. Y casi todos tiene alguna calle dedicada”.
No está demás el preámbulo que reproducimos en su integridad para contextualizar el folleto, pues ciertamente aclara algunos interrogantes básicos pero obvia otros que se consideran fundamentales en cualquier publicación y más si tiene, como ocurre con esta, el carácter de oficial; es decir, qué criterios, además de los señalados, se han seguido para confeccionar el listado, y otro no menor como es el del autor, autores o colectivo que ha realizado el trabajo, que no aparece por ninguna parte. Aunque acaso habría que comenzar por definir el requisito o requisitos que debe reunir el personaje para que sin ningún tipo de argumentación se le otorgue de buenas a primeras la consideración de ilustre.
Estamos de acuerdo en que el que se ha dado en llamar turismo funerario está siendo cada vez más demandado, aunque aquí en Soria como tantas otras iniciativas llega tarde y este caso concreto bajo la impresión de que se produce a través de un proyecto en fase de construcción o si se prefiere no lo suficientemente perfilado y lo que es peor, madurado. Por ello hubiera sido de desear que aunque se trate de un proyecto que se encuentra todavía en una fase embrionaria se debiera haberse tenido el buen cuidado, si es que no la escrupulosidad y el rigor necesarios, de haber hecho una aportación de mayor solidez a la hora de elegir a los “Personajes ilustres” que se han incluido entre la amplísima nómina de disponibles, por más que los restos de algunos de ellos no están enterrados en el cementerio del Espino, pero sí otros muchos que no aparecen en el listado.
Pues, en efecto, a poco que se conozca la historia de la ciudad y de sus gentes, cualquier observador advertirá en seguida que al contrario de la justificación que se hace y hemos reproducido al principio de que “son todos los que están, pero no están todos los que son”, en el listado aparece alguno –no uno solo- con más qué dudoso currículo o reputación social, al menos a los efectos que pretende la publicación, dicho sea con el mayor de los respetos y la consideración que merecen. Mientras que por el contrario se echa en falta a primera vista una relación lo suficientemente amplia de individuos sin necesidad de acudir a ningún diccionario biográfico ni siquiera al listado de enterramientos pues solo con hacer un breve recorrido por la memoria individual del autor o autores del folleto hubiera sido más que suficiente para citar otros tantos porque al final queda la impresión de que no ha sido así y es por donde debiera haberse empezado, si es que no por haberse tomado la molestia de haber consultado el censo de enterramientos si es que no pasear por dentro del cementerio y limitarse a leer las inscripciones de las lápidas.
Se ha dejado pasar, en fin, una buena oportunidad para haber hecho un trabajo que hubiera podido servir de referencia para futuros estudios e investigaciones, y sobre todo para haber presentado una guía de referencia que hubiera resultado de utilidad, algo que uno tiene la seria duda de que en el caso que nos ocupa pueda responder a esa necesidad.