UN BARCO DE RECREO EN EL DUERO

El río Duero a su paso por el Soto Playa con el puente de hierro al fondo (Joaquín Alcalde)

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Lo habitual es que cada regidor que llega a ocupar el primer sillón de la Casa Consistorial no quiera ser uno más y sí, por el contrario, pase a la posteridad. Y qué mejor que dejar la impronta de una actuación importante, e las que perduran en el tiempo.

Uno de los recordados anuncios es el del barco de recreo de la alcalde del PP Encarnación Redondo que pretendía poner en servicio el ayuntamiento de manera que pudiera recorrerse el río Duero desde el Soto Playa hasta la presa de Los Rábanos, conocerlo el tramo y disfrutar de él; incluso no descartó que en el futuro pudiera llegar hasta la controvertida Ciudad del Medio Ambiente que entonces se pretendía consolidar a toda costa

La primer edil quiso enlazar la iniciativa con la vinculación de la ciudad de Soria al tristemente célebre, y no menos grotesco, proyecto europeo Hychain, del que tanto se habló en la ciudad para finalmente quedar en nada pese al derroche y la tomadura de pelo que supuso para las arcas municipales y para los sorianos.

Pero, en fin, lo del barco de recreo en el río Duero, que planteó en  su día la alcaldesa Redondo, de novedad tenía más bien poco, acaso nada. Porque, sin necesidad de retroceder demasiado en el tiempo, apenas un par de legislaturas antes, uno de sus predecesores en la alcaldía y correligionario Javier Jiménez Vivar, dijo algo de esto, y hasta llegó a dejar prácticamente seco el cauce del río en las proximidades de la ermita de San Saturio. Es más una mañana llamó a los periodistas, se montó en una lancha neumática, recorrió el tramo con técnicos de la administración competente y luego pudo vérsele en los periódicos y en la televisión.

Encarna Redondo también se subió un caluroso domingo de verano  a una embarcación parecida aprovechando la celebración de una prueba deportiva de descenso en piragua. Y aunque hay constancia de que esto fue así, sin embargo no fue posible verla a bordo como ocurrió la vez anterior con su colega.

Fue a raíz de este paseo por el Duero cuando volvió a plantearse la iniciativa, bien es cierto que diez años después de que lo hiciera su compañero de partido y anterior ocupante de su sillón en la alcaldía.

De todas formas, para dar a cada cual lo suyo y dejar las cosas en su sitio, quizá no esté de más señalar que el publicitado proyecto del barco recreativo en el río Duero, en las proximidades de Soria, lejos de ocurrírsele a ella y ni siquiera al aludido Javier Jiménez Vivar, conocido en la ciudad por su alias, el acrónimo Jajivi,  venía de mucho antes.

La primera vez que se oyó hablar de esto del barco de recorrido turístico por el río Duero fue hace cuarenta y tantos años a un Delegado de Información y Turismo en los años setenta, llamado José Rus Guirado –al que lo escuchó uno en más de una ocasión-, que llegó a estudiar seriamente el asunto. De lo que ya caben más dudas es de si a aquello se le dio publicidad –casi podría asegurarse que no, habida cuenta de cómo funcionaba en la época el mundo de los medios y de la información-, o si simplemente se quedó en el ámbito de lo privado y a lo sumo en algún informe, propuesta o documento semejante de los que se tenía por costumbre remitir al órgano que tenía que decidir para quedar luego en papel mojado. Pero vamos que ni Encarna Redondo ni Javier Jiménez Vivar, unos cuantos años antes, pudieran haber patentado como suya la idea, porque de haberlo hecho se hubiera estado ante un plagio.

En cualquier caso, estaba bien lo del barco de recreo, sobre todo si de la teoría se hubiera pasado a la práctica y no se hubiera quedado en una idea más de las muchas con que a diario nos vienen obsequiando los políticos, la mayoría de las cuales quedan en el anonimato de las hemerotecas porque ni siquiera se plantean con el decidido propósito de acometerlas, sino más bien con la exclusiva finalidad de llamar la atención y de tener presencia en la opinión pública. Es la historia de siempre.

Pero, en fin, el Duero sigue ahí, acogotado por la proximidad del embalse Los Rábanos, cuyo futuro habría que plantearse seriamente (los sorianos entienden perfectamente de qué se está hablando); mejor dicho, habría que habérselo planteado hace tiempo. Lo demás, no es que sea perder el tiempo pero sí dilatar la resolución de un problema serio que tiene la ciudad desde hace más de cincuenta años, junto con el no menos importante de la ubicación de la depuradora de residuales, el último gran atropello cometido en el entorno, al parecer en vías de solución.

 

Un comentario en “UN BARCO DE RECREO EN EL DUERO”

  1. Don Joaquín,
    Le aseguro que su blog acerca de Soria es fantástico y de verdad, admirable. Hace usted una labor única manteniendo y recordando el pasado de Soria, de una forma viva y veraz.
    Soria es una tierra de magia y misterio, y usted es incomparable reflejando las costumbres y el modo de vivir de los sorianos y sorianas.
    Le agradezco mucho este artículo sobre barcos de recreo en el río Duero y por la mención del Delegado de turismo de los años 70, a quien se le ocurrió esta idea, por primera vez.
    Yo soy pariente del señor Rus, y si es posible, me gustaría contactarle a usted, de manera privada.
    Mientras tanto, le repito mis muchas enhorabuenas por su blog fantástico, súper informativo y muy entretenido.
    Muchas gracias.

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