La Residencia de la Seguridad Social, hoy Hospital Santa Bárbara, el poco tiempo de entrar en servicio (Casimiro Rodrigo. Archivo Joaquín Alcalde)
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El hospital Santa Bárbara –una denominación moderna en la ya larga historia del centro- los sorianos seguimos conociéndolo como la Residencia [de la Seguridad Social] pues este fue y no otro el nombre con el que nació y mantuvo durante muchos años. Un establecimiento que estuvo demandando durante décadas la sociedad sorianas en tanto que el corporativismo de la época se encargaba de hacer lo posible y lo imposible para que aquello no saliera adelante. De tal manera que hubo que esperar hasta 1980 para que ya en la actual etapa democrática se convirtiera en realidad. De tal manera, que cuando comenzó a funcionar la Residencia de la Seguridad Social de Soria hacía ya años que estaba en servicio en la práctica totalidad de las capitales de provincia españolas y ciudades importantes. Y aunque tarde, aquello fue un gran logro que varias generaciones de sorianos siguen recordando.
Por cierto, y sin entrar en detalles, el actual edificio de la La Residencia, u hospital Santa Bárbara, como se prefiera, tiene más bien poco que ver con el original, pues casi de manera permanente ha estado sometido a continuas reformas de mayor o menor calado que han terminado por alterar de manera importante la imagen del edificio que recién concluidas las fiestas de San Juan de 1980 inauguró el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, cuando el campo de Santa Bárbara eran sencillamente las eras, es decir, que apenas había edificaciones y las contadas existentes eran poco más que los chamizos en los que los agricultores almacenaban el grano de la cosecha y los aperos que utilizaban en la recolección. Pero esta es otra historia.
Si en aquellos tiempos se consideró que el lugar elegido –nunca se ha sabido si el idóneo- para construir la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social era aquél, porque es bien cierto que se manejaron otros y que incluso años antes se llegaron a comprar los terrenos en el Alto de la Dehesa, al otro lado de la calle Eduardo Saavedra, detrás del campo del campo de fútbol de San Andrés, la realidad es que en la actualidad, y desde hace tiempo, la ubicación del hospital y lo que supone su funcionamiento no deja de constituir un importante impedimento que condiciona de hecho el ensanche de la ciudad, por otro lado, en una zona de no fácil acceso precisamente, sobre todo a raíz de la peatonalización de la plaza de Mariano Granados.
Por eso, llama especialmente la atención que hace años se acometiera la primera fase de las obras de ampliación, que se hicieron interminables, y de hecho lo fueron, y ahora, al cabo del tiempo, se aborde una segunda actuación, que más allá de los plazos anunciados –que en cualquier obra pública rara vez se cumplen- dios sabe cuándo terminarán, jamás se haya escuchado una sola voz en contra del despropósito que supone seguir invirtiendo ahí dinero público y haciendo cada vez más difícil la vida diaria en ese moderno barrio de la ciudad, condicionando su desarrollo, y no se haya barajado, o por lo menos no se ha conocido, la posibilidad de construir un edifico de nueva planta en otra zona de la ciudad, de más fácil acceso y que no limitara de la manera que lo está haciendo la expansión de la ciudad, sin necesidad de tener pedir “comprensión” y “disculpas”, que es a lo más que ha llegado la Junta de Castilla y León por boca de su máximo representante en la provincia, el Delegado Territorial. Muletilla en la que se cobijan con frecuencia los representantes políticos cuando carecen de argumentos para defender lo que no tiene defensa posible.