NUESTROS VECINOS DE OTRO TIEMPO (y II)

La calle Sanz del Río está en el barrio de Los Pajaritos (Joaquín Alcalde)

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Busto de Mariano Granados y Campos en el parque de la Dehesa (Joaquín Alcalde)

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Esculturas de sorianos ilustres o de personajes que han tenido relación con la ciudad, y constituyen sin duda una referencia de lo soriano, hay colocadas algunas –quizá menos de las que debieran ser- en distintos lugares de la capital. A continuación se indican algunas de ellas, las que más a mano se encuentran, conscientes de que con más que probable seguridad alguna pueda quedarse en el rincón del olvido. Lo sentiríamos.

Si de sorianos hablamos, son contadas las que hay. Deben citarse el busto de Mariano Granados y Campos, obra del escultor soriano Ignacio López, instalado en la Alameda de Cervantes en 1935, que tras desaparecer durante la Guerra Civil fue repuesto con posterioridad, con el texto original: “Soria a su Ilustre Hijo Mariano Granados Campos MCMXXXV”. Asimismo, el monumento a Francisco García Muñoz y Jesús Hernández de la Iglesia, también en la Dehesa, junto a la antigua Cafetería Alameda, promovido por la Asociación de Jurados de Cuadrilla e inaugurado el 6 de mayo de 1989, en cuya placa puede leerse: “El Común de Vecinos de Soria a los autores de las Canciones Sanjuaneras. Mayo 1989”. O el busto del matador de toros soriano José Luis Palomar junto a las taquillas del coso (donde estuvo la báscula) con motivo de los cuarenta años de alternativa, oficializado el 7 de octubre de 2018. Y aquí se acaba la historia porque las demás –que tampoco es que proliferen- se refieren a visitantes ilustres, a poetas para ser más precisos, que en un momento determinado anduvieron por aquí.

En efecto, en la plaza del Vergel, en la fachada norte del Instituto Antonio Machado, hay un doble recuerdo del poeta: la cabeza obra del escultor Pablo Serrano, colocada el 19 de noviembre de 1982, y pegada a ella la estatua sedente del autor de Campos de Castilla que se puso el 31 de julio de 2010, el mismo día que la de su esposa Leonor Izquierdo delante de la iglesia de La Mayor, donde se casaron. Hay otro recuerdo en la avenida Duques de Soria (originariamente de la Victoria), recordando la llegada de Antonio Machado a Soria a la antigua estación de tren Soria-San Francisco. Es la conocida como escultura del Viejo Caminante, obra del artista soriano Agustín Ruiz, que estuvo desde 2007 en la plaza de Mariano Granados, hasta su peatonalización. Un tercer testimonio hay en el paraje de los Cuatro Vientos, en el Mirón, mirando al Duero, desde que el 30 de julio de 2007 se descubrió una escultura con el perfil del poeta Antonio Machado y su esposa Leonor Izquierdo obra de J. M. Llorente y Héctor Herrero. Y finalmente una cuarta escultura, sedente, de Antonio Machado colocada en el mes de julio de 2019 frente al Parador de Turismo

Gerardo Diego también es recordado mediante la efigie del poeta instalada en los soportales del Collado, en la puerta del Casino de la Amistad, el 26 de abril de 2011, coincidiendo con el comienzo de la Feria del Libro; su autor, el escultor soriano Ricardo González.

Y aquí se acaban los recuerdos de los que hemos en llamar “Nuestros vecinos de otro tiempo”. Dicho lo cual, se echan en falta otros muchos nombres, que están en la memoria de los sorianos, o al menos de una mayoría significativa. El listado resultaría largo y el riesgo de omitir alguno elevado. De modo que aquí lo dejamos para que cada cual añada los que estime, que, repetimos, hay para dar y tomar. ¡Una verdadera pena!