LA SEMANA SANTA SE MODERNIZABA

La procesión de las 7 Palabras saliendo de la iglesia de Santo Domingo en una imagen de 1970, por encontrarse en obras la nueva iglesia de El Salvador (Archivo Histórico Provincial)

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Antaño el prólogo de la Semana Santa soriana era diferente al de ahora, como lo eran en general no tanto las celebraciones en sí como la articulación de la programación, y no precisamente por los efectos derivados del coronavirus. En cualquier caso, no cabe hacer comparaciones. Pero es bien cierto que llegadas estas fechas lo habitual era encontrarse uno en el periódico y en el Boletín Oficial de la Provincia con la consabida circular del Gobernador anunciando la supresión de todos los espectáculos públicos, salvo los de índole religiosa, desde el mediodía del jueves hasta la mañana del sábado, y tampoco se puede por menos que hacer referencia al Septenario y al llamado Jueves de Romero como veíamos hace unos días.

La Semana Santa soriana llevaba ya unos cuantos años percibiendo aires renovadores que en los primeros cincuenta comenzarían a tomar cuerpo. Porque, en efecto, en una convocatoria celebrada el 23 de marzo de 1953, se reunía un grupo de trabajo, el equivalente a la actual Junta de Cofradías, bajo la presidencia del canónigo Odón Fuente, de la que formaban parte el franciscano Ciriaco Rupérez; Santiago Aparicio, Hermano Mayor de la Cofradía de las Siete Palabras; Víctor Higes, de la del Santo Entierro; Ángel Atienza, Hermano Mayor de la del Ecce Homo; Felipe del Amo, representante de la cofradía de la Soledad, y Luis Fuentes Amezua, en representación de la de las Siete Palabras. El colectivo estudiaba dotar de mayor realce a la Semana Santa mediante la posibilidad, entre otras, de cambiar el itinerario de la procesión del Santo Entierro además de tomar en consideración la celebración “el próximo año (1954), ya que en el presente no puede hacerse, la bendición de palmas en la I.I. (Insigne Iglesia) Colegiata, con asistencia de los cofrades de todas las cofradías [y] que en este día pueda salir la procesión, conocida en otros lugares con el nombre de la Borriquilla, a la que asistirían los niños de los colegios y escuelas”, del mismo modo que se abordaba la conveniencia de que todas las hermandades hicieran estación en día distinto. Ese mismo año 1953 se fundaba la cofradía de la Flagelación el 22 de marzo, en tanto que la del Ecce-Homo editaba una revista-programa de la Semana Santa soriana que constituyó una de las novedades. La modernización de la Semana Santa soriana era un hecho.