La prensa de Traimsa camino de la factoría de la carretera de Burgos.
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Estos días se ha hablado lo suyo de la llegada de la tuneladora Saturia, la máquina que va a perforar el túnel emisario de la nueva depuradora de residuales de Soria, que está siendo el cuento de nunca acabar.
Y, como viene siendo habitual, el anuncio se ha hecho a bombo y platillo, es decir rodeado de un aura que no viene a cuento porque de hecho debería encajarse dentro de la normalidad más absoluta de una actuación que para bochorno de los políticos que han tenido responsabilidad en la materia los sorianos llevamos esperando estoicamente la friolera de un montón de años, y lo que es peor, soportando los malos olores de la actual instalación y la incomodidad que produce junto a las rehabilitadas márgenes del Duero. ¡Ya está bien de tomadura de pelo!
En fin, y sin perder el hilo argumental, algo semejante, y situados en la época de bastante mayor calado por lo que suponía para la actividad socio-laboral de la ciudad se produjo hace más de cincuenta años. Pues, en efecto, en la primavera de 1970, el 8 de abril para ser precisos, llegaba a la factoría de Traimsa, en la carretera de Burgos, junto a La Verguilla, una prensa desembarcada en el puerto de Bilbao utilizando un transporte especial, muy comentado en su día, para el que los responsables de la Jefatura de Obras Públicas se vieron en la necesidad de diseñar una ruta alternativa por Almenar y Almazán, una vez había llegado a Cadosa, ante la imposibilidad de poder cruzar el viejo Puente de Piedra que a juicio de los técnicos malamente podía soportar una carga superior a las 30 toneladas de peso bajo el riesgo de que se viniera abajo. Idéntica operación hubo que llevar a cabo quince días después con una segunda pieza.