Cabina telefónica en la calle Almazán, una de las pocas que pueden verse en la ciudad (Joaquín Alcalde)
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Ahora parece que es definitivo. Las cabinas telefónicas desparecerán en 2022. Lo acaba de hacer público el Gobierno, que elimina la obligación de mantenerlas como servicio público.
En realidad, la primera idea fue suprimirlas a partir del día 1 de enero de 2019 pero en aquella ocasión a última hora el Gobierno de la Nación las indultó aduciendo que el teléfono público seguía manteniendo la consideración de servicio universal, es decir, que formaba parte del conjunto de servicios mínimos que el Estado garantiza a todos los usuarios con independencia de su lugar de residencia.
En cualquier caso, como entonces, las informaciones que se han producido lejos de presentarse bajo grandes titulares han pasado desapercibidas, incluso en una ciudad como la nuestra en la que las cabinas telefónicas, por cierto, en muy deficiente estado de conservación todas ellas, forman parte del mobiliario urbano desde hace más de medio siglo.
Las cabinas telefónicas, escasamente utilizadas en la actualidad, fueron en su día un elemento innovador de las telecomunicaciones. Con solo hacer un pequeño ejercicio de memoria y ojear los periódicos de la época podrá percibirse la importancia que se les concedió.
Fue en las vísperas de las celebraciones navideñas de 1966 cuando comenzaron a funcionar en Soria. En la capital se instalaron 15 de ellas -algunas de ellas se conservan- en “los lugares más interesantes o en la proximidad de barriadas sociales”, se dijo entonces.
La inauguración de este novedoso servicio tuvo lugar a las cinco de la tarde del martes 20 de diciembre. La cabina elegida para el protocolo fue la situada en la plaza de San Esteban en su ángulo con la del Olivo, que fue abierta por uno de los periodistas sorianos asistentes al acto, realizándose seguidamente la primera llamada.