LA CAMPAÑA DE NAVIDAD

Festival de gimnasia en el patio central del Palacio de los Condes de Gómara con motivo de una Campaña de Navidad (Archivo Histórico Provincial)

Las Navidades ya están aquí. En realidad ya llevamos unos cuantos días conviviendo con el ambiente navideño marcado en estos tiempos modernos por la rutina del encendido de las luces y últimamente por la pandemia del coronavirus, que nos está trayendo de cabeza. Pero en este caso nuestro propósito no pasa tanto por recordar lo que eran y la manera de celebrar estos días como detenernos en un aspecto concreto que antaño marcaba sin duda el arranque oficial del tiempo de Navidad, como ahora con el ya citado encendido de las luces.

Se trata de la Campaña de Navidad, una de las actuaciones emblemáticas durante una larga etapa de nuestra historia reciente, promovida cada año por el Gobernador civil y Jefe Provincial del Movimiento. Pues, en efecto, con rigurosa puntualidad cada año en los primeros días de diciembre el poncio de turno publicaba una nota, por lo general de idéntico o muy parecido contenido, en la que anunciaba el inicio de la suscripción Pro-Navidad con la cantidad de 30.000 pesetas aportada por él mismo, al tiempo que rogaba a cuantas personas e Instituciones lo deseasen hicieran un donativo en metálico entregando su importe en las Oficinas de la Junta Provincial de Beneficencia ubicada en el Gobierno civil o en la Caja de Ahorros y Préstamos de la provincia, “La Caja”, para entendernos, que ya no existe. Los donativos que se hicieran de géneros textiles, calzado, artículos alimenticios, etc. había que entregarlos en la Sección Femenina, que para la ocasión funcionaba como una especie de ONG de las de ahora.

A partir de ese momento se producía un goteo constante con la publicación de las relaciones de los donantes, con el Ayuntamiento de la Ciudad, que solía contribuir como el Gobernador con 30.000 pesetas, y la Diputación Provincial con 15.000 entre los primeros. Luego aparecían organismos públicos, corporaciones y particulares cumpliendo con una especie de rito de marcada repercusión social. Singular relevancia se le daba al donativo de 5.000 pesetas del General Juan Yagüe Blanco y a la costumbre de comunicarlo por carta al Gobernador, “que pone de manifiesto, una vez más, el cariño y amor que siente hacia los humildes”, decía el comunicado oficial. A mediados del mes de enero se hacía balance y se presentaba el detalle pormenorizado de su resultado. Por lo demás, parece oportuno recordar también que la Pro-Campaña de Navidad no se nutría únicamente de las aportaciones dinerarias y de las que se hacían en especie pues paralelamente se desarrollaban iniciativas de índole artística y cultural que se programaban durante casi todo el mes de diciembre y los primeros días del año nuevo con idéntico objetivo. En este marco se celebró el sábado 16 de diciembre de 1951 el primer desfile de modelos en el Palacio de los Condes de Gómara (sí, se ha dicho bien, no es un error), que solía utilizarse con alguna frecuencia para actividades relacionadas con fines benéficos. El pase tuvo lugar en las dependencias que ocupó la Delegación de Sindicatos (en la actualidad sala de vistas de la Audiencia Provincial) acondicionadas y perfumadas (textual) para la ocasión por la firma Marylar, que además entregó un regalo para un sorteo; la casa Redondo y Jiménez presentó modelos de jerseys y conjuntos de una acreditada marca, que no se dijo, y la empresa Tricomar (no hace tantos años desaparecida) mostró una colección de trajes infantiles. Otras veces fue el teatro-cine Avenida, cedido desinteresadamente por la empresa Hermanos Carnicero, el que acogió un festival patrocinado por el Gobernador civil de la provincia, Luis López Pando, y el Abad de la Colegiata, Segundo Jimeno Recacha. En este caso, al día siguiente de Reyes de 1953, actuó en primer lugar el Cuadro Artístico del Centro Parroquial de San Pedro que puso en escena el entremés “El Nietecito”, de Jacinto Benavente, interviniendo a continuación el equipo de Gimnasia Educativa de las Falanges Juveniles de Franco y el cuadro de Variedades Escénicas de Educación y Descanso. También en el emblemático teatro-cine Avenida actuaron el domingo 19 de diciembre de 1954 los Coros y Danzas de la Sección Femenina. Aún a mediados de los sesenta se presentaba en la desaparecida sala el Padre Sodupe, franciscano, reconocido en aquel momento como uno de los más reputados organistas de España, además del Orfeón del Colegio del Sagrado Corazón y la rondalla Los Numantinos del Colegio de San José, en tanto que la Delegación Provincial del Servicio Nacional de Concentración Parcelaria organizaba una fiesta infantil en el Auditorio del Instituto Nacional de Enseñanza Media (el actual Antonio Machado) y en el Cine Roma se pasaba en función de gala la película “Franco, ese hombre”, en el marco de la tan repetida Campaña de Navidad gestionada ahora con otro nombre por otras instituciones y asociaciones pero con idéntico fin.