Interior del bar Poli, uno de los primeros que abrió en el «el Tubo» (Archivo Histórico Provincial)
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La demolición, a comienzos del año 1953, de la iglesia de San Clemente, en cuyo solar se construyó el edificio de la Telefónica, supuso un importante cambio de imagen y de actividad de este recóndito rincón.
Fue entonces, mediada la década de los cincuenta, cuando la plaza de San Clemente comenzó a configurarse como el núcleo de una actividad que fue creciendo sin parar para terminar consolidándose en la que resultó ser la verdadera zona de alterne de la ciudad, con la apertura, si es que no proliferación, de una serie de bares, a la que se dio en llamar “El Tubo”, en clara referencia, sin duda, a espacio semejante que ya venía funcionando con notable prosperidad en un céntrico barrio del casco antiguo de la vecina Zaragoza caracterizado sobre todo por la angostura del entorno. De manera que en tan reducido espacio urbano llegó un momento en el que no hubo local a pie de calle grande o pequeño, que teniendo la condición de tal que quedara a salvo de ser reconvertido.
El caso es que entre el callejón de San Clemente, la propia plaza y la calle Aduana Vieja, es decir, al otro lado, fueron apareciendo en muy pocos años una sucesión de bares que considerados en su conjunto implantaron un nuevo modelo de alternar y por qué no contribuyeron a establecer una nueva relación social, entre ellos el Poli (apócope de Policarpo), al que dio nombre el primero que lo abrió, el taxista Policarpo Jiménez. El Poli, fue uno de los primeros en abrir en «El Tubo». Después de varias décadas de funcionamiento el mítico local acaba de cerrar.
(De mi libro “Cafés, bares y tabernas de la Soria de antaño”)