LA ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL QUE MARCÓ UNA ÉPOCA

El Taller-Escuela de Formación Profesional Virgen del Espino en sus primeros años de andadura.

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El Taller-Escuela Sindical de Formación Profesional Virgen del Espino, ahora IES del mismo nombre –la Escuela de Formación Profesional como siempre se la conoció- es una de las instituciones educativas más arraigadas en la sociedad soriana.

A quienes asistieron a su nacimiento y la vieron crecer y desarrollarse no sólo no le son ajenos, sino que los valoran, los importantes servicios que la Escuela de Formación Profesional prestó en aquellos años difíciles de la posguerra. Pues, efectivamente, por una parte contribuyó a consolidar la creación de un nuevo y prometedor espacio urbano, en lo que entonces era arrabal de la ciudad, con la ordenación integral de la zona y la posterior construcción del bloque de viviendas de sindicatos –el grupo Solís-, que se sumaba a los construidos unos años antes por el ayuntamiento de la ciudad y el Movimiento, y de edificios públicos como los dos colegios menores, la Biblioteca Pública, el Polideportivo cubierto y la Escuela de Magisterio, además del lavadero de lanas, de vida efímera, por cierto, concentrados todos ellos en un área relativamente pequeña.

Sea como fuere, lo cierto es que al final de la década de los cuarenta se comenzó a hablar en Soria de la construcción de la Escuela de Formación Profesional en un solar ubicado frente a la parte alta de la Alameda de Cervantes (al final de la que más tarde sería, y es, la calle Diego Laínez) cedido por el ayuntamiento de la ciudad a la Delegación Nacional de Sindicatos, que fue la promotora de la iniciativa. La bendición y colocación de la primera piedra, un 18 de Julio (las obras habían comenzado un mes antes), se revistió de la correspondiente pompa siguiendo la costumbre de entonces, como ahora, más o menos. De modo que “después de los trámites protocolarios” hablaron el obispo Rubio Montiel aludiendo a “lo que es la vocación y la formación en orden al porvenir particular de cada uno y al beneficio de la comunidad”, mientras que el Delegado provincial de Sindicatos “dio lectura a un acertado discurso donde sin retóricas y con argumentos irrefutables expuso la labor que la organización sindical realiza cumpliendo los postulados del Movimiento y siguiendo las directrices del Caudillo y las normas de José Antonio”, según el periódico de referencia. Finalmente, el jefe provincial del Movimiento y Gobernador civil  recordó “el histórico significado del 18 de Julio [en el que] todos los sorianos nos unimos para defender Soria, como hoy estamos unidos para engrandecerla”, al tiempo que manifestó estar en condiciones de “asegurar que el problema del paro en nuestra provincia, con estas obras que hoy se inician queda definitivamente eliminado”.

Muy poco tiempo después, el Centro era una realidad. De tal manera que el 2 de noviembre de 1953 se inauguraba el Taller-Escuela Sindical de Formación Profesional Virgen del Espino, curiosamente, sin ninguna celebración especial, pasando por tanto desapercibida de no haber sido por la asistencia a clase de los primeros alumnos tras haber superado el complejo proceso selectivo que tuvieron superar los aspirantes además de haber acreditado previamente tener cursada la primera enseñanza y ser familiar de un productor sindicado. Alrededor de un millón doscientas mil pesetas (siete mil doscientos euros) fue el importe de la obra

Al día siguiente de la festividad de Todos los Santos del año 1952 comenzaron a impartirse a más de medio centenar de alumnos las enseñanzas del primero de los cuatro cursos del currículo, en las ramas del metal –torno, fresa y ajuste- y de la madera –carpintería-ebanistería-, cifra que casi se duplicó al curso siguiente. Al final de la primera década fuentes de la Escuela estimaban en más de ciento cincuenta el promedio de alumnos de cada promoción mientras que las solicitudes de ingreso habían duplicado el número de plazas anunciadas de acuerdo con la capacidad del centro.