Exposición y concurso de macetas en la Dehesa (Archivo Histórico Provincial)
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De vez en cuando los medios de comunicación suelen dar cumplida información acerca de la celebración de tal o cual concurso, certamen, o como se les quiera llamar, relacionados con los oficios más diversos.
Los concursos “Destreza en el oficio”, que en realidad son eso y no otra cosa por más que se intente camuflar su denominación para evitar cualquier relación con el pasado, no son ni mucho menos producto de una corriente innovadora o de la introducción de nuevas tendencias y modos de estimular la competencia profesional; muy al contrario, vienen cuando menos de la larga etapa política anterior que fue cuando verdaderamente proliferaron iniciativas semejantes.
Aquí, en la capital, tuvieron una amplia repercusión y fueron frecuentes los concursos provinciales organizados por las distintas ramas de los sindicatos verticales que, todo hay que decirlo, eran el caldo de cultivo al menos en el mundo laboral, que es al que iban destinados este tipo de certámenes. Uno de los más célebres de la época fue –acaso por tratarse del primero- el de albañilería que tuvo por escenario las instalaciones del campo de deportes de Educación y Descanso –todavía no era conocido como San Andrés- con un primer premio dotado con mil pesetas, una copa donada por la Diputación Provincial y un conjunto de útiles de trabajo compuesto por llana, paleta, nivel, plomada y metro, que ganaron Salvador Gallardo Ballano y su hermano Abilio; un segundo de quinientas pesetas e igual equipo de herramientas para Andrés Gutiérrez Ibáñez y Marcelino Álvaro García, y el tercer premio, de trescientas pesetas, lo consiguieron Mariano Vargas Salvador y Jesús Modrego; las demás cuadrillas participantes recibieron “un premio de asistencia” de 50 pesetas cada una. Y como la ocasión lo merecía los premios fueron entregados por la primera autoridad y jerarquías sindicales, siendo los concursantes entusiásticamente aplaudidos, según la información del boletín informativo Recuerda, Órgano de la Delegación Provincial de Sindicatos.
Pero también hubo concurso “Destreza en el oficio” para panaderos; Teodoro Romero Esteban y Aurelio Martín Antón fueron los mejores en la fase provincial y obtuvieron el segundo premio nacional en Madrid, del mismo modo que de mecanógrafos, motosierristas, pasteleros y, sin apurar la casuística, hasta de aprendiz de cerrajero y de corte de troncos con hacha, que solía convocar el Frente de Juventudes con motivo de las fechas más señaladas de la Organización y solían desarrollarse indistintamente en el campo de fútbol o en la plaza de toros.
No obstante los verdaderamente populares –acaso por la amplitud del tejido social al que iban dirigidos- eran los de macetas de balcones floridos y de jardines como el que se celebró en la Barriada de Yagüe en el mes de agosto de 1956 cuyos ganadores fueron en el apartado de balcones Francisca Sanz; en macetas y plantas seleccionadas, María Jesús Diez; en macetas y plantas populares, también Francisca Sanz, y en jardines, Alejandro Fernández. Cuando no las exposiciones y concursos de plantas que solían celebrarse en el buen tiempo en la Alameda de Cervantes, en una zona próxima a la fuente. Todos ellos convocados con carácter rutinario por los muchos Patronatos que funcionaban en el seno del Gobierno civil, constituidos con fines específicos y determinados, bajo la presidencia del Gobernador civil y Jefe provincial del Movimiento al que aún le quedaba tiempo para ocuparse de estas cuestiones pudiera decirse de índole menor.