EL DÍA DE LOS INOCENTES

 

El Parador de Turismo antes de la última remodelación (Archivo Histórico Provincial)

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Antaño, el día de los Santos Inocentes -28 de diciembre- se producía un paréntesis, pudiera decirse menor, en las celebraciones navideñas. Una fecha señalada en el calendario en la que en la calle abundaban las inocentadas. No así en los medios de comunicación, cuyo eco era desigual

En la ciudad solo se publicaba un periódico, “Campo”, a secas, todavía sin el añadido posterior de “Soriano”, y lo hacía únicamente tres días en semana; y claro, ocurría a veces que el veintiocho de diciembre no era día de periódico, con lo que la cosa se complicaba, y es más, hacía tiempo que había decidido, y lo dijo de manera categórica, no llevar inocentada alguna en sus páginas en el supuesto de que su salida a la calle coincidiera con el 28 de diciembre, al tiempo que aportaba su punto de moralina abogando por la desaparición de la vieja y festiva costumbre.

Por el contrario, si era el Soria-Hogar y Pueblo –también trisemanal- el que estaba en los kioscos el día de los Inocentes, el recuerdo de la jornada, con inocentada incluida, no solía faltar aunque ciertamente se está hablando de una etapa más moderna. Fue el tercer medio informativo con que contaba la ciudad, la emisora Radio Soria, de la Cadena del Movimiento, que emitía desde sus estudios en la Torre de los Ríos (Palacio de los Condes de Gómara), cumplía otros fines y no acostumbraba a salirse del guion.

En definitiva, puede decirse que las inocentadas no figuraban en el manual de las fiestas navideñas quedando limitadas, en el mejor de los casos, al ámbito de la gente de la calle. Es más, algunos sectores ciudadanos se felicitaban por la desaparición de la costumbre siguiendo la línea de los medios informativos.

De todos modos, algún 28 de diciembre no faltó quien espoleado por la información que publicaba el periódico que fuera acudió al edificio del Banco de España a saludar a un deportista famoso del momento, cuya visita a la ciudad se había anunciado, como ocurrió con el boxeador Paulino Uzcudun; o bajara al Soto Playa para tener información de primera mano, sin necesidad de preguntar, de cómo había quedado el puente de hierro del que en cierta ocasión se dijo que le había fallado uno de los estribos, si es que no otro veintiocho de diciembre hubiera quien salió corriendo despavorido hacia la Dehesa para asegurarse de si, como se había anunciado, un fuerte ventarrón había derribado el árbol de la música. O, en fin, que la actriz Sofía Loren, en plenitud de su fama, revelara que quería tener un hijo soriano y había decidido pasar unos días de descanso en la ciudad –en el Parador de Turismo, al que llegó la víspera de los Inocentes-, de la que quedó prendada cuando se rodó la película ”El Cid”, como anunció Soria-Hogar y Pueblo, que para mayor veracidad de la información llegó a simular una entrevista con la en aquel momento estrella mundial del celuloide.

En otra ocasión se dijo a los cuatro vientos que un conocido personaje de la farándula pararía a su paso por Soria y firmaría autógrafos en el bar aledaño a la gasolinera del San Andrés, entonces fuera del casco urbano de la ciudad, pero lugar de encuentro obligado de quienes no tenían más remedio que cruzarlo si hacían el viaje por carretera, en la dirección que fuera, lo que provocó un continuo peregrinaje desde el centro hasta el anunciado punto de encuentro por más que no faltó quien ya se había encargado de divulgar que se trataba de la inocentada del día.

Y en tono reivindicativo otro veintiocho de diciembre más el periódico Soria-Hogar y Pueblo anunció como noticia del día que las obras para la ampliación del cementerio habían quedado suspendidas, lo que no era cierto, pero que le sirvió para lanzar un duro ataque contra el ayuntamiento de la ciudad para que paralizara el proyecto, lo que evidentemente no hizo. Por no hablar de otras quizá menos impactantes, o que afectaran a un ámbito más reducido, que no por ello dejaban de constituir un elemento de curiosidad, y por qué no de chasco, y hasta de cabreo, una vez advertida la tomadura de pelo dada la fecha de que se trataba.

En la actualidad, las inocentadas se dan a diario con declaraciones vacuas de quienes están día sí y otro también en los medios. No se va a citar a nadie en particular. Cada cual que ponga el nombre que quiera, que, con más que probable seguridad, no se sentirá defraudado.