Fachada principal de la desaparecida estación de tren Soria-San Francisco (Archivo Histórico Provincial)
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El año está dando las últimas bocanadas. Fecha que antaño, y ahora, se suelen aprovechar para hacer balance, sobre todo los medios de comunicación que tienen por costumbre pasar la secuencia resumida de lo acontecido en los últimos doce meses.
Nosotros, aquí, en este sitio de temas sorianos, también nos instalamos cada año por estas fechas en la rutina de sumarnos a la compulsión de hacer recuento aunque lógicamente referido no a lo actual sino a etapas pretéritas, que son de las que nos ocupamos.
De modo que situados por ejemplo en 1964, o lo que es lo mismo echamos la vista sesenta años atrás, podrá encontrarse uno con que en los últimos días del mes de enero tomaba posesión como alcalde de la ciudad el abogado Amador Almajano, iniciándose de este modo una nueva etapa en el consistorio capitalino que, como gran reto, tenía por delante dar un paso más en la supresión de la estación del ferrocarril Soria-San Francisco, la Estación Vieja, materializado en la adjudicación de los trabajos para su demolición. A finales de aquel verano se inauguraba el pantano de Los Rábanos que trajo como consecuencia el anegamiento de las huertas de La Rumba y de un buen tramo de las riberas del Duero a su paso por la ciudad, en la práctica desde la presa del Perejinal hasta donde se le junta el río Golmayo, desapareciendo por tanto algunas de las tradicionales zonas de baño y espacios de ocio de los sorianos durante el verano.
Aquel año arrancaban las obras de construcción del Parador de Turismo en el parque del Castillo y se habló al cabo de varias décadas de la reconversión en Hospital General del que se pensó fuera Sanatorio Antituberculoso, que así comenzó a construirse en la primera mitad de los cuarenta, en las proximidades de la ermita del Mirón.
Después de una larguísima gestación comenzaba a funcionar el lavadero de lanas en la calle Francisco de Ágreda en el moderno y emergente barrio del alto de San Francisco, entre la Escuela de Formación Profesional y la recién inaugurada Escuela de Magisterio.
En el estricto ámbito de la actividad municipal, uno de los asuntos que estuvo en candelero y centró durante algún tiempo la atención de los ciudadanos fue la propuesta –una más- del Ayuntamiento de trasladar los actos profanos de las fiestas de San Saturio al mes de agosto, de la que nos hemos ocupado en este blog. No obstante, la actuación estrella fue, sin duda, la nueva ordenación del tráfico de la ciudad, un proyecto progresista que había dejado listo el anterior inquilino de la alcaldía, Alberto Heras Hercilla.
Por lo demás, 1964 fue el año en que se fundó la SAAS (Sociedad de Artistas Actuales Sorianos), aquel movimiento cultural irrepetible que se sigue recordando al cabo de sesenta años. Se puso en funcionamiento la Escuela de Enfermeras con sede en el viejo Hospital Provincial de la calle de Nicolás Rabal, y en la faceta política tuvo una enorme repercusión la multitudinaria concentración de excombatientes con motivo de los XXV Años de Paz y el aderezo de un conjunto de actividades preparatorias desarrolladas para caldear el ambiente que llenaron el calendario de los sorianos las semanas anteriores a las fiestas de San Juan.
Pero, por encima de todo, la gran noticia del año fue el arranque del rodaje de la película Doctor Zhivago, solapado con otro film de notable éxito en la época como sin duda lo fue “Campanadas a Medianoche”, algunas de cuyas escenas fueron tomadas frente a la iglesia de Santo Domingo. Y si del celuloide se trata resulta obligado hacer referencia al estreno en el cine Roma de la película “Franco, ese hombre”, una de las referencias del año en el que la Cámara de Comercio e Industria de la Provincia nombró presidente de honor de la misma al embajador en España de los Estados Unidos de América Robert Forbes Woodward, al que se le entregó el nombramiento en el Salón Blanco de la Diputación Provincial el Miércoles del Pregón en una recepción semiprivada no exenta de glamour que se hubiera dicho hoy.