NOMBES DE SIEMPRE DE LA CIUDAD (I)

Una máquina de vapor llegan a la estación Soria-San Francisco, la Estación Vieja para los sorianos (Archivo Histórico Provincial)

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No es la primera vez ni posiblemente será la última que nos ocupemos de lo que en ocasiones anteriores –hace ya tiempo, algunos años- hemos dado en llamar “nombres de siempre”, referidos naturalmente a topónimos, parajes, lugares, edificios, establecimientos, actividad que se ejercía en ellos y otros –la casuística es lo suficientemente amplia- que en un momento determinado sirvieron de referencia a los sorianos para saber de qué sitio, punto, espacio o zona de la ciudad de la ciudad se estaba hablando. Algunos de ellos, lamentablemente, han dejado de emplearse, no así otros muchos que siguen estando vigentes en el particular lenguaje coloquial, al margen de su denominación oficial o de cualquier otra circunstancia sobrevenida que haya podido llevar consigo dejar de usar habitualmente una determinada manera. Hay otros, por el contrario, que han logrado supervivir. Se indican a continuación algunos de los muchos que siguen vivos en el vocabulario de los sorianos. Puede empezarse por donde se prefiera o más le guste a uno. Por nuestra parte, se trata en realidad de una continuación de lo que ya hemos publicado con anterioridad.

Desde hace unos años la plaza de San Esteban es oficialmente de “las Mujeres”, pero por más empeño que se ha puesto desde algunos sectores de la sociedad civil y del propio ayuntamiento de la ciudad hay una mayoría significativa que la sigue conociendo por el que tuvo varias décadas. Algo parecido sucede con la de Mariano Granados, durante algún tiempo del General Yagüe, que las generaciones de sorianos más mayores siguen llamándole del “chupete”, por la fuente que hubo en tiempos en el centro.

Y siguiendo con el urbanismo, son contados los que llaman calle del Rey Sabio a la placita que se encuentra en las traseras del edificio de Correos, donde antaño descansaban las merinas cuando en el verano subían a la sierra y en el tardío volvían a los pastos de invierno, y sí por nombre tan coloquial como el que acoge la sede del pomposamente denominado cuando se levantó Palacio de Comunicaciones, es decir, la plaza de detrás de Correos. Sucede lo mismo con las Casas de Falange, el grupo –barriada en la terminología de la época- de viviendas construido en los años cuarenta junto al histórico campo de fútbol de San Andrés. O las de la Caja de Ahorros –por la antigua y acreditada entidad  soriana ya desparecida- junto a la estación de autobuses y anteriormente Cocherones de Obras Públicas, en el solar que había adquirido la Orden del Carmelo Descalzo para ubicar en él el Colegio de estudios filosóficos. Si es que no las de Gonzalo Ruiz, ese grupo de viviendas de arquitectura que al cabo de los años sigue llamando la atención, construido para sus trabajadores por el conocido empresario soriano de la época, bajando al Soto Playa, a la derecha.

Por otro lado, hablar de la Cámara, sin añadido alguno, todo el mundo sabe que se trata de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Soria. Si del sanatorio, que no llegó a terminarse después de muchos años, por el hospital del Mirón. La estación del ferrocarril del Cañuelo sigue siendo sobre todo para las generaciones de mayores la Estación Nueva, denominación que, por cierto, tenía su sentido cuando funcionaba también la otra, la de San Francisco, conocida indistintamente como del Torralba, por el tren que cubría el trayecto entre esa localidad y la capital, y cuya denominación coloquial de Estación Vieja acabó tomando oficialidad.