NOMBRES DE SIEMPRE DE LA CIUDAD (y II)

 

El teatro-cine Avenida, uno de los iconos de la ciudad desaparecido (Archivo Histórico Provincial)

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En el campo de la hostelería una mayoría significativa de sorianos sigue hablando del Hotel Comercio, donde funcionan en la actualidad las oficinas de Unicaja, la antigua Caja de Ahorros, en su última etapa, para que todo el mundo lo entienda. Otro tanto ocurre con el Hotel Las Heras, en el rincón de la plaza de Ramón y Cajal o de “La leña”, bien es cierto que el edificio no es el mismo ni tampoco la denominación. O con el Hotel Caballero, en Eduardo Saavedra, que exteriormente sigue presentando la misma tipología. Y por supuesto el Hotel Florida, donde estuvo hasta no hace mucho la Comisaría de Policía.

El Caballo Blanco ha dado nombre a la zona de la rotonda existente al final de la avenida de Valladolid, en el cruce de las carreteras de Burgos y Valladolid, el mal llamado fielato (Centro de Recepción de Visitantes) no deja de ser, lógicamente antes de la remodelación, un antiguo almacén de grano de la fábrica de harinas del Perejinal. Y dando un salto en el deambular por la ciudad, hablar del Casino es hacerlo del de La Amistad. Cuando funcionaba también el de Numancia había que ser preciso.

El listado es inagotable. Quien más y quien menos sigue citando los nombres de los cines como topónimos que lejos de haberse olvidado siguen vivos en la memoria de los sorianos. Cuando se trata de dar alguna referencia del centro de la ciudad todavía se sigue se sigue mencionando el mítico, el auténtico, teatro-cine Avenida, el auténtico –el Avenida a secas- en la que ahora aparece en el callejero como plaza de los Jurados de Cuadrilla. Otro tanto sucede con el Ideal, por la coqueta sala de cine que había en los soportales del Collado, algo más abajo del Casino; con el Proyecciones, en uno de los bajos del Palacio de los Condes de Gómara; y por qué no, y aunque fuera más moderno, con el Rex, en la avenida de Navarra, junto a la librería del recordado y querido Antonio Ruiz, por cierto, una referencia más de la Soria de antaño.

Qué duda cabe que costará borrar de la memoria de los sorianos el nombre originario de plaza de José Antonio, la que hay que junto al histórico campo de fútbol de San Andrés, para llamarla de Odón Alonso. En el mismo caso está la de San Esteban, ahora de las Mujeres.

Si se trata de hablar de bares, buenas señas de identidad de la toponimia urbana son “El Tubo”, “El Tubo Ancho”, “La Zona” –tres de las zonas de alterne de la ciudad, según el huso horario-, el Torcuato, el Ventorro. El Apolonia, el Corzo y el Silencio, por ejemplo, sin olvidarnos del Rangil, la taberna de la calle Ferial hace años desparecida (se omiten, para no repetirlas, las otras que había en la ciudad porque ya se indicaron anterioridad), aunque si se pretendiera ser exhaustivo qué duda cabe que se podrían citar algunos más que no saltan a la memoria de uno a la hora de escribir. Por cierto, por mucho empeño que se ponga, el llamado Kiosco del Alto de la Dehesa, sigue siendo para una mayoría La Casa del Guarda.

Y, en fin, el ejemplo más palmario lo tenemos en la Dehesa, a la que son los menos los que la llaman Alameda de Cervantes, su nombre oficial, que dicho sea también se tiene asumido.

El listado hasta aquí reseñado lejos de ser una relación cerrada obviamente sigue abierto. La realidad cotidiana es la que manda y la que a diario contribuye a enriquecer el acervo aportando nuevos topónimos.