Polideportivo de Los Pajaritos (Joaquín Alcalde)
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El ayuntamiento acaba de anunciar el proyecto de modernización del Polideportivo Los Pajaritos con una inversión de 1,7 millones de euros. El proyecto, según se ha dicho, comprende ejecutar la eficiencia energética, la accesibilidad, las nuevas instalaciones y dotarlo de una grada supletoria.
La noticia se produce apenas tres días después de haberse jugado en la instalación un partido de voleibol de competición europea en el que al margen del desenlace –derrota del equipo local, que no se esperaba- una de las notas destacadas de la noche fue el apagón que obligó a parar el partido durante casi media hora. Es la historia más que resumida de este último episodio, que a más de uno le trasladó de inmediato a etapas pretéritas, o sea, a los inicios de la actividad del Pabellón, que no deja de tener su historia, pues ya entonces se dijo –primeros años noventa- y se tuvo conciencia de que el entonces moderno recinto no reunía las condiciones mínimas exigidas para acoger competiciones del máximo nivel.
Pero vayamos por partes. Por aquel entonces, el voleibol era el deporte que privaba en la ciudad, por encima del Numancia, y eso que el equipo de fútbol había abandonado no solo las categorías regionales y la Tercera División sino que había conseguido, después de décadas, jugar en la Segunda División B y a partir de esta en el ascenso meteórico y más brillante y exitoso que conocemos.
Resulta, que el combinado de voleibol, con el nombre de San José, jugaba sus partidos en el Polideportivo de la Juventud, que había sido el escenario obligado porque no había otro. Y llegó un momento en el que la formación, integrada en el club de los selectos, ganaba títulos de Liga y Copa, destacaba en Europa y, en suma, necesitaba otra cosa. De tal manera que se montó una campaña de protesta de tal magnitud, a la que no fueron ajenos algunos medios de comunicación, que terminó por “convencer” –dicho sea con la mayor suavidad- a la corporación municipal presidida entonces por Virgilio Velasco (PP) acerca de la necesidad de disponer de una nueva pista cubierta en la que el equipo de voleibol pudiera jugar la competición oficial.
Llegados a este punto, el ayuntamiento, “contra viento y marea”, no tuvo más remedio que claudicar. Se iniciaba de esta manera un largo recorrido en cuyo transcurso se pudo leer y escuchar de todo.
Así fue, porque desde 14 de septiembre de 1995 en que se firmó el acta de replanteo y comenzaron las obras, transcurrieron tres años bien cumplidos hasta que por fin pudo estrenarse, que no inaugurarse, por emplear el término que desde las instancias oficiales competentes se tuvo el buen cuidado de destacar, el Pabellón Polideportivo Municipal de “Los Pajaritos”. La instalación se veía claramente que estaba sin terminar.
Ocurrió el miércoles 20 de enero de 1999. En aquel momento, el Numancia-Caja Duero tenía que recibir a los italianos del Alpitour Cuneo -del español Rafa Pascual, el mejor jugador del mundo en aquel momento-, en partido de la Recopa de Europa. El mejor escenario era el nuevo Pabellón, que estaba inacabado.
En todo caso, las casi tres mil personas que se dieron cita en el recinto pudieron comprobar de primera mano que la instalación presentaba, de manera especial en el exterior, carencias notables, que se hacían más evidentes en los accesos.
Lo cierto es que algunos años después se reforzaba el criterio de que la presión popular había ganado la partida. Y pese a que desde el ayuntamiento se hubiera insistido en el carácter de estreno y no de inauguración, la nómina de autoridades locales que se dio cita (la foto es la foto) en el que sin duda fue un acontecimiento estuvo al completo, con el alcalde Javier Jiménez Vivar (PP) oficiando de anfitrión.