Fachada de los Cocherones de Gonzalo Ruiz en la calle Postas (Alberto Arribas)
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A todo lo ya indicado en los capítulos anteriores, hay que añadir el derribo de la cerca original almenada que rodeaba el Palacio y otras edificaciones de interés como los Cocherones de Gonzalo Ruiz realizados por el arquitecto Ramón Martiarena y catalogados por la fundación DOCOMOMO ibérico de arquitectura moderna. De nuevo nos encontramos ante un proyecto que sólo busca proteger los intereses particulares en contra del beneficio de la ciudad como así demuestra el cambio de uso y el tamaño de las edificaciones y arrasa con toda la preexistencia.
En un espacio tan delicado como la Plaza Mayor hay que buscar un proyecto global y equilibrado entre lo público y lo privado que resuelva correctamente el impacto visual urbano y que sea respetuoso con el patrimonio. No se puede caer de nuevo en una macro-operación anodina sin ningún tipo de interés. Tampoco se ha llegado a reflexionar sobre el valor que podrían tener las antiguas cocheras, uno de los pocos ejemplos de patrimonio industrial que queda en la ciudad y que son obra de uno de los arquitectos más importantes de principios del siglo XX que ha dejado su huella indiscutible en la ciudad. Este patrimonio industrial es compatible con el futuro uso cultural de la manzana y puede ser el complemento, con un espacio interesante y característico, como ocurre en otras ciudades. Ejemplos interesantes son el Matadero de Madrid o la antigua fábrica de Bombas Gens de Valencia, reconvertida en centro de arte.
No se pueden permitir nuevas malas actuaciones en el Casco Histórico de Soria. Pese a los filtros que tienen que pasar este tipo de proyectos (Comisión Territorial de Patrimonio o el propio Ayuntamiento), realmente no se vela por la protección del patrimonio, ni se tiene en cuenta el impacto urbano que pueden generar. No hay más que ver el nuevo mercado, concluían las reflexiones de David García Muñoz, que en hemos venido publicando en sucesivos capítulos, el último, este.