Los Cocherones de Obras Públicas delante de uno de los bloques de las casas de la Caja de Ahorros (Archivo Histórico Provincial)
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Al final de los años cuarenta del pasado siglo XX era una zona despoblada, alejada del centro urbano. La ciudad se acababa al final del paseo del Espolón y su configuración era muy diferente comparada con la que presenta hoy. Algunas décadas después el entorno seguía estando lejos y sin apenas edificaciones aunque bien es cierto que la Barriada de Yagüe era una realidad desde los primeros cincuenta que daba a la capital, aunque tímidamente, una nueva dimensión. Porque La Barriada, como una mayoría significativa la llama ahora prescindiendo del apellido de su promotor, fue el arranque de la expansión urbana de la Soria moderna que acababa de aprobar su primer Plan General de Urbanismo.
La iniciativa de construir las viviendas sociales de La Barriada en el paraje no fue la única emprendida porque por aquellos años también la Orden del Carmen Descalzo –los Carmelitas- adquirieron “unos terrenos en las afueras de Soria, en la Carretera de Valladolid” con la idea de gestionar una fundación y proyectar el Colegio de estudios filosóficos de la Orden; parcela en la que llegó a colocarse y bendecirse la primera piedra del edificio.
Del proyecto se desistió finalmente porque los solares estaban junto a los Talleres y Parque de Maquinaria de la Jefatura de Obras Públicas (conocidos por Los Cocherones), siendo este el motivo por el que según dijeron investigadores autorizados “se fue desinflando la fundación, ya que ocasionaría ruidos e inconvenientes”. Años más tarde, al comienzo de los sesenta, adquirió los terrenos la Caja de Ahorros -la de toda la vida- para levantar en ellos los bloques de viviendas conocidos por el nombre de la querida y entrañable entidad soriana, de la que queda poco más que el recuerdo, es decir las Casas de la Caja de Ahorros, otra de las señas de identidad del urbanismo de la época. Por aquel entonces también se acometió en la zona la construcción de las Casas de Camineros, tan de actualidad cíclicamente, desde hace unos cuantos años, para lo que fue preciso demoler el relativamente moderno fielato de consumos anteriormente instalado al final del paseo del Espolón, en la confluencia de la calle Mosquera de Barnuevo con la carretera (no tenía todavía la consideración de avenida) de Valladolid. La novedosa actuación supuso un avance más en la nueva configuración urbana porque no mucho después se construía y comenzaba a funcionar el Hotel Caballero –un establecimiento de lujo en la Soria de comienzos de los setenta- a cuya vera hacía ya una década bien cumplida que había entrado en servicio la gasolinera colindante. Todo ello se producía coincidiendo en el tiempo con las primeras gestiones en torno a lo que resultó ser el Polígono Industrial de las Casas y a la largamente esperada y deseada Estación de Autobuses, que después de más de cincuenta años iba a ser, por fin, una realidad. Fue con su construcción cuando desaparecieron los Cocherones de Obras Públicas al levantarse la terminal en el solar que ocupaban estos, aunque es cierto que hacía ya tiempo que apenas registraban actividad, sobre todo a raíz de la edificación del nuevo Parque de Maquinaria en la calle Eduardo Saavedra, en plena Carretera de Circunvalación, en la terminología de la época. Hablar en Soria de los Cocherones es referirse, en fin, a una instalación destartalada y, en los últimos años de vida, escasamente funcional aunque no por ello menos singular y de referencia. Con la demolición de los Cocherones se perdió una de las tantas señas de identidad de la Soria de antaño que se han ido quedado por el camino.