EL DEPÓSITO CIRCULAR DEL CASTILLO

El depósito circular del Castillo en obras (Archivo Histórico Provincial)

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El abastecimiento de aguas a la ciudad ha estado de manera casi permanente en el candelero de la actualidad local; de él se ha venido hablando toda la vida en Soria. Pero el más traído y llevado quizá sea el “grandioso proyecto de aguas rodadas del río Razón” por el que se llevaba décadas suspirando hasta que el Consejo de Ministros del 10 de agosto de 1950, presidido por el Generalísimo Franco, daba luz verde al proyecto y el júbilo (sic) se desataba entre los sorianos. Cómo sería la cosa que al día siguiente salió a la calle la Banda de Música amenizando la manifestación popular con la que mostrar el “agradecimiento de Soria al Caudillo y al Ministro de Obras Públicas”. Por la noche hubo verbena en la Alameda de Cervantes.

No obstante, y salvo el paréntesis concreto que supuso este proyecto no resulta tarea precisamente fácil establecer una cronología rigurosa en cuanto a las sucesivas iniciativas para abastecer de agua a la ciudad porque, en la práctica, se han venido solapando y, a bote pronto, no puede señalarse con precisión el abandono o dejación de una y el inicio de la siguiente, pues para ello sería necesario llevar a cabo un estudio en profundidad y minucioso que se escapa a las pretensiones de este sito de temas sorianos y se estaría hablando de otra cosa muy distinta. De modo que vamos a limitarnos a lo que se puede visualizar en la actualidad, que no son sino los depósitos -o estaciones depuradoras, que de las dos formas se les llamaron y se les sigue denominando- en el cerro del Castillo, comenzando por el ubicado en las proximidades del monumento al Sagrado Corazón que se construyó a comienzos del siglo pasado, y lleva décadas inutilizado, y lo que es más grave sin saber qué hacer con él sin duda por el lamentable estado de conservación en que se encuentra pese al lavado de cara de hace unos años.

No es el caso del situado junto al Parador de Turismo cuya construcción la abordó la primera corporación municipal de la posguerra, , y fue inaugurado dos años después –el 29 de mayo de 1941-, al tiempo que el embalse de la Cuerda del Pozo, por los ministros de Obras Públicas (Alfonso Peña Boeuf) y Secretario General del Movimiento (José Luis Arrese), siendo alcalde de la ciudad Gregorio Ramos Matute, que entregó a este último el título de alcalde de la ciudad y la medalla de oro de la misma, concedida por el Consistorio al Generalísimo Franco.

El más moderno es el de planta circular que junto con la depuradora comenzó a funcionar al comienzo de los años sesenta no sin tener que solventar previamente una serie de episodios relacionados con aspectos técnicos de la obra, pero sobre todo de índole económica, que retrasaron la finalización de la ejecución del proyecto. La concesión de un crédito de poco más de treinta millones de pesetas al ayuntamiento de la ciudad por el Banco de Crédito Local, del que Epifanio Ridruejo Botija era consejero delegado, allanó el camino. “Como agradecimiento a la constante y eficaz labor en defensa de los intereses de Soria y su provincia y en pro de su progreso y enaltecimiento por él desarrollada”, el ayuntamiento nombró a Ridruejo Hijo Predilecto de Soria y le concedió la Medalla de Oro de la Ciudad.

El depósito circular es el que de la noche a la mañana -hace unos días- el ayuntamiento ha decidido llamar Sala al aire libre H2O ¡! coincidiendo con la instalación en ese espacio de una exposición conmemorativa del 150º aniversario del fallecimiento de los hermanos Bécquer y la idea de convertirla en un nuevo rincón permanente.