En el centro el levadero de lanas de la calle Francisco de Ágreda de vida tan errática como efímera.
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El antiguo lavadero de lanas, ese caserón ubicado en el paseo de San Prudencio, junto al Soto Playa, que fue objeto de una profunda remodelación hace ya unos cuantos años continúa sin uso conocido alguno y aunque no en el lamentable estado de descuido que había jalonado su vida durante décadas sí presenta un aire de abandono que no se escapa a nadie. El edificio había pasado, en fin, a engrosar desde el primer momento el nutrido inventario de inmuebles de titularidad, por lo general municipal, que se reacondicionan con fondos del erario público a los que no se les da utilidad alguna.
Esta era la situación cuando en las postrimerías de 2009 se anunció una nueva reforma de la casona que había cedido el ayuntamiento de la capital a la Administración General del Estado con el compromiso ubicar en él la sede del Centro Internacional de Estudios de Derecho Ambiental (CIEDA) –pomposo nombre-, dependiente de las instalaciones que tiene el CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) en Lubia.
Sin embargo, en Soria, cuando a las generaciones más maduras se les habla del lavadero de lanas irremediablemente se sitúan no en este, que no llegaron a conocer desarrollando actividad, sino en el que a comienzos de la década de los cincuenta promovió el sindicato vertical y en particular el Delegado de Sindicatos, Eusebio Fernández de Velasco, con el apoyo del General Juan Yagüe y del Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, Jesús Posada Cacho, y la implicación de los organismos de la Administración afines. La operación fue de tal magnitud que no se escatimaron medios para desarrollar una campaña de propaganda (sic) en toda la provincia que culminó con un acto informativo el jueves 9 de febrero de 1950 en el Cine Ideal, presidido por el propio Gobernador, al que según la referencia de los periódicos de la época “asistieron más de 500 ganaderos [para escuchar] a los Mandos Sindicales”. La iniciativa, que merece sin duda un estudio en profundidad y riguroso sin que pese al transcurso del tiempo se haya llevado a cabo, se materializó en un moderno edificio construido en la calle Francisco de Ágreda, junto a la anterior Escuela de Magisterio, que permaneció en pie hasta tanto adquirió la zona el aspecto que, básicamente, ofrece en la actualidad. Se está hablando de los terrenos lindantes con la parte más alta de la antigua Huerta de San Francisco. En ese entorno se levantó el edificio que contaba con una nave destinada al lavado de lanas.
Pues bien, pese a todo, tan atrayente iniciativa parece que no se correspondió con la realidad, porque si a mediados del mes de junio de 1952 se dijo que la inauguración era inminente e incluso se pensaba iniciar la actividad en la campaña lanera inmediata, el hecho cierto es que cinco años después la problemática continuaba siendo la asignatura pendiente, al extremo de hablarse de la revitalización del lavadero de lanas, “una obra levantada a costa de sacrificios”, se escribió. Sea como fuere, el caso es que tras permanecer cerrado durante varios años fue el viernes 27 de mayo de 1964 cuando se procedió, al fin, a la inauguración no sin antes haber llevado a cabo una profunda readaptación de las instalaciones. De todos modos, el ciclo de funcionamiento no se recuerda que se prolongara demasiado en el tiempo.