La escritora Carmen Posadas cuando estuvo en las Confesiones de Autor de la Fundación Duques de Soria (Valentín Guisande. Diario de Soria-El Mundo)
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Se celebra estos días en nuestra ciudad la quinta edición de las Jornadas de la Novela Histórica. La escritora Carmen Posadas ha vuelto a Soria, lo que nos ha llevado a reeditar el texto publicado en nuestro libro “Soria curiosa” (agotado) cuya versión original reproducimos tal cual salió:
Desde hace ya bastantes años, los veranos sorianos tienen como referencia en la faceta cultural los Cursos que organiza la Fundación Duques de Soria, que en sus ediciones más recientes tampoco han podido librarse, como tantas otras actividades y manifestaciones de la índole más diversa, de las limitaciones derivadas de las dificultades económicas por las que atraviesa el mundo globalizado. Sea como fuere, en una de las últimas programaciones veraniegas de la acreditada institución cultural soriana [el 7 de julio de 2009] pasó por el auditorio del Aula Magna Tirso de Molina la mediática escritora Carmen Posadas en la sesión inaugural de las tradicionales, y muy seguidas, por el público Confesiones de Autor que ha venido dirigiendo el soriano Santos Sanz Villanueva. Tratándose de Confesiones y en un lugar tan aparente como el que fue iglesia del antiguo Convento de la Merced, parece lógico que la protagonista se presentara al auditorio, que prácticamente ocupaba la totalidad de la sala, con indumentaria informal, es decir, vestida con pantalones vaqueros y blusa verde, sin mangas, luciendo media melena. Muy acorde, por tanto, con la situación y el momento, dando muestras evidentes de cercanía y proximidad, lo que el auditorio valoró positivamente de entrada, pues servía para crear el ambiente adecuado que pretendía la invitada para una comparecencia de este tipo.
Y la verdad es que las expectativas no sólo no defraudaron sino que por el contrario alimentaron con creces el desarrollo de una velada que se prolongó por espacio de casi tres horas, en cuyo transcurso la autora se centró fundamentalmente más que en su extensa obra literaria en ofrecer perfiles, sin duda más prosaicos, de su intensa vida personal, que fue la que cautivó al personal. En este contexto de campechanía dijo, por ejemplo, que era la primera vez que venía a Soria, una ciudad que no conocía, y se detuvo en detalles de su currículo, la mayoría, si es que no la totalidad, conocidos. Aludió a su nacimiento en la ciudad de Montevideo (Uruguay), en el seno de una buena familia. Siendo muy joven residió en España, en Madrid, ciudad a la que fue destinado su padre, diplomático. Con posterioridad vivió en Rusia, Buenos Aires y Londres. Manifestó ser una persona muy tímida, por más que lejos de dejarlo entrever en su comparecencia se manifestara con aire desenfadado si es que no con el desparpajo propio de una mujer curtida por la intensidad con que ha vivido. En este línea de comportamiento no ocultó que al nacer pesó 5 kilos, o lo que es lo mismo, muy gorda, y además peluda, en contraste con el resto de su familia, todos ellos bien parecidos, para entendernos, vino a decir; de ahí que siempre diga –añadió- que ella ha sido el “patito feo” de la familia, lo que ya siendo una chiquilla le llevaba a meterse en su habitación e iniciara su afición a esto de la escritura, vamos que, como ella misma se definió, era niña “pija” que se dedicaba a escribir, algo que en sus tiempos de adolescencia no estaba bien visto. Una persona –subrayó que siempre ha ido en dirección contraria a los convencionalismos de la sociedad hasta el punto de que en su juventud en lugar de dedicarse a estudiar se casó con 21 años y tuvo hijos. Contó, por cierto, la curiosidad de que su matrimonio en Rusia con un español, cuando su padre estuvo destinado en el país soviético y cómo el ramo de novia en lugar de ofrecérselo a cualquiera de las vírgenes de la iglesia católica, siguiendo la tradición cristiana, lo hizo al mausoleo de Lenin, según la costumbre de los rusos. Y revelo algo “políticamente incorrecto”, como que en el banquete de su boda se sirvió carne de oso habida cuenta de que por decisión de las autoridades era la que se consumía en aquel momento dadas las necesidades del país.
En otro momento de su comparecencia no tuvo el menor reparo confesar que carece de preparación universitaria –lo más que hizo fue el bachillerato superior- y que comenzó a dedicarse profesionalmente al oficio de escribir después de asistir a un Taller cuando buscaba afanosamente en los periódicos un anuncio de oferta de trabajo aunque en su mente bullía la idea de cultivar champiñones. Y no pudo faltar una referencia, con la mayor naturalidad, a su matrimonio con Mariano Rubio, el que fue Gobernador del Banco de España, veintidós años mayor que ella, imputado en el caso Ibercop que terminó siendo uno de los escándalos descubiertos durante el gobierno socialista de Felipe González y de los más sonados en la actual etapa democrática.
Un personaje interesante, sin duda, la escritora Carmen Posadas, que tuvo la habilidad de quedarse enseguida con un auditorio ávido, en su mayoría, de conocer este tipo de historias de la crónica rosa más que se su producción literaria, que fue para lo que se le había convocado. De todos modos, a su paso por Soria dejó perlas como las que acaban de contarse.