LOS BARRIOS DE LA CIUDAD Y EL CENSO DE POBLACIÓN

La antigua fábrica de luz de La Sequilla, hoy bajo las aguas del embalse de Los Rábanos (Rodolfo Castillo)

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Resulta siquiera curioso, e invita a la reflexión, consultar de vez en cuando el nomenclátor antiguo de la ciudad no tanto por los números de pobladores que ofrece como de su acomodo en los barrios y parajes de antaño. Parajes y barrios que siguen teniendo vigencia en el particular vocabulario de los sorianos con independencia de que, digámoslo también, para los menos jóvenes solo quede en el mejor de los casos el recuerdo de los topónimos porque a las generaciones modernas el hecho cierto es que les suenan a más bien poco por no decir a nada.

De modo que si nos detenemos en el catálogo de municipios de 1930 puede advertirse de entrada que como asentamientos, barrios o parajes poblados de la capital aparecen, además lógicamente de la ciudad, El Arenalejo –a mitad de camino entre el Perejinal y Garray, siguiendo la senda del río-, con la consideración de casa de labor y 8 habitantes; el barrio de Las Casas, con 435, y la fábrica de harinas Flor de Numancia (donde posteriormente estuvo la fábrica de grasas, frente a la ermita de San Saturio) con 15, que fue por cierto la tercera central eléctrica de la ciudad, en torno a la cual se configuró un conjunto residencial –nada que ver con el sentido que tiene hoy- que en los mejores momentos malamente sobrepasó la treintena de personas censadas. Como asimismo la Fuente del Rey –que todavía existe-, una casa de campo sin más, en el barranco que hay detrás de la Residencia de la Seguridad Social, donde comienza el camino de Las Casas; la Huerta de la Canaleja (13 habitantes), junto al viaducto, también como casa de campo; lo mismo que la Huerta de la Muerte (6 habitantes), en las inmediaciones de la Central Lechera, y un poco más abajo la Huerta de la Rumba (8 censados). Recoge también el nomenclátor datos del caserío de Maltoso (8 habitantes), donde todavía puede verse la antigua caseta del ferrocarril; el Molino de Enmedio (en tiempos, edificio de la elevadora de aguas y en la actualidad Museo del Agua), 3 habitantes; el Molino de la Sequilla (antigua fábrica de luz), anegado cuando en los años sesenta del pasado siglo XX comenzó a embalsar la presa de Los Rábanos, también con 3 habitantes; el Royal de Arriba (casa de labor), 4 vecinos; San Juan de Duero (Monumento nacional) 7 habitantes; San Polo (casa de labor), 10 habitantes; San Saturio (ermita y casa), 2 residentes; Santa Bárbara (ermita y casa), 9 censados; Valcorba (casa-venta), donde se bifurcaban las líneas de ferrocarril, junto al matadero, 5 vecinos; Valhondo (casa de labor), entre Maltoso y la Sequilla, con 4; los mismo que en el Ventorrillo de la Cruz de Golmayo (venta), en la glorieta del Caballo Blanco, y en La Verguilla (venta), al lado de Tableros Losán.

Asimismo ofrece datos globales de pobladores y edificios diseminados, que no cita expresamente, distinguiendo según que la distancia al mayor núcleo de población excediera o no de 500 metros, que la verdad tampoco es que digan mucho.

Soria ciudad tenía una población de derecho de 9.692 habitantes y 9.443 de hecho. 1.218 edificios de viviendas, de los cuales 36 eran de un solo piso, 85 de dos pisos, 212 de tres pisos, 675 de cuatro pisos y 237 de cinco y más pisos.

Entonces y hasta la implantación de la democracia el nomenclátor no se publicaba con una periodicidad regular, como ahora. Por ello, resulta interesante observar como diez años después, en 1940, habían desaparecido del documento estadístico algunos de los barrios y parajes que acaban de citarse y, por el contrario, aparecían otros como el Monte Peñaranda (el de las Ánimas), con 7 habitantes censados; la granja Matamala con 8; Los Royales (ya no precisaba si se trataba del de Arriba) con 23; el de San Saturio, que por las cifras comprendía ya más que la ermita, asimismo con 23, y Valonsadero, con 20. El resto eran los mismos, con cifras muy parecidas. La que si había crecido era la ciudad, que diez años después contaba con una población de 12.889 habitantes de derecho y 12.470 de hecho. El número de edificios destinados  a viviendas había subido a 1.364: 123 eran de un piso, 133 de dos, 338 de tres, 365 de cuatro y 263 de más de cuatro.

Son solo unos datos que podrían ser el punto de partida para estudiar la evolución de la ciudad desde otros ámbitos.