LOS TAXIS Y OTROS SERVICIOS DE TRANSPORTE URBANO

La plaza de Ramón y Cajal o de La Leña antes de su remodelación en los años cincuenta (Archivo Histórico Provincial)

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En la actualidad el transporte urbano en la ciudad, bien sea en autobús o en taxi, está dentro de la normalidad diaria pero no deja de tener su historia a poco que se haga una recapitulación. No es desde luego, el caso de los taxis aunque sí el de otros medios que fueron desapareciendo con el paso del tiempo por las necesidades que demandaba una ciudad en pleno proceso de expansión para dar paso a otros como por ejemplo el entrañable autobús de la Barriada que comenzó a funcionar en 1957.

Llegados a este punto cabría hacer un inciso y tener un recuerdo para el servicio de viajeros del minibús que se diría hoy, en la práctica era una arcaica y desvencijada camioneta, conocida como La Central, de las que se utilizaban antaño para el transporte de viajeros en trayectos urbanos. El nombre le venía por su adscripción al Despacho Central de RENFE. Partía del centro de la ciudad, en su última etapa desde el rincón de la plaza del Olivo, con destino la estación del Cañuelo, que ciertamente quedaba a desmano, coincidiendo con la salida y/o llegada de los trenes, de manera que podía atender las necesidades de los usuarios del ferrocarril. Servicio éste de La Central que se reforzaba la mañana de los domingos y festivos del verano con el trayecto entre el centro urbano y la ermita de San Saturio para facilitar la asistencia a la misa en la capilla del patrón y naturalmente el regreso a la terminación del santo oficio; en este caso. En realidad, era un vehículo un tanto peculiar pues no en balde era el más grande que podía cruzar el arco de San Polo, al ser el único acceso por carretera al santuario. Y, en fin, un coche de similar capacidad o puede que algo mayor hacía viajes de ida y vuelta a Valonsadero durante los días punta de los meses estivales.

En todo caso, la construcción y entrada en servicio de la tan deseada estación de autobuses en los ochenta fue un elemento más que tampoco conviene perder de vista en toda esta problemática porque supuso un cambio notable en las costumbres de los sorianos.

Los que apenas han cambiado, por el contrario, han sido los taxis, que hasta siguen teniendo la parada no donde siempre la tuvieron pero sí muy cerca. Hace ya bastantes años que se encuentra en la céntrica plaza de Ramón y Cajal, junto a la desaparecida Oficina de Turismo.

Hasta llegar aquí, los taxis tuvieron que hacer su particular recorrido por el casco urbano. Porque, en efecto, originariamente la parada la tuvieron muchos años en la plaza de Herradores y temporalmente en El Espolón –entonces calle de Burgo de Osma en el callejero- o en determinados días de las fiestas de San Juan en la plaza del Chupete, junto al desaparecido monumento del General Yagüe, en la parte de acá saliendo de Marqués del Vadillo.

No obstante la parada de la plaza de Herradores no era la única, porque simultáneamente otros coches de alquiler la tenían en la plaza de San Esteban, a ambos lados, y aún había una tercera en el ensanche, es decir, en la plaza del Rosel, conocida hoy como de la tarta.

La peatonalización del centro de la ciudad llevó consigo un replanteamiento de determinadas situaciones y servicios, entre ellos, el de las paradas de taxis que quedaron establecidas en su ubicación actual de la plaza de Ramón y Cajal, antiguamente de la Leña, y junto a la Estación de Autobuses, cuando a mediados de los años ochenta del siglo pasado comenzó a funcionar ésta.