El acceso al Cerro Bellosillo sigue cerrado tres años después de la recepción de las obras (Joaquín Alcalde)
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El Cerro Bellosillo, tan cerca de la capital, ahí está, muerto de risa, se supone que terminada la actuación, y lo que es más grave, desde hace tiempo sin la menor noticia acerca de él y de las previsiones del ayuntamiento para que por fin puedan disfrutarlo los sorianos, como se anunció en su día a bombo y platillo, según la más rancia propaganda al uso, vamos.
Desde el punto de vista de impacto ambiental el Cerro Bellosillo, convertido con el paso del tiempo en una escombrera, era uno de los puntos negros de la ciudad que adquirió especial relevancia, y comenzó a estar en la boca de todos, a raíz de que se anunciara la felizmente fallida construcción de la Ciudad del Medio Ambiente. Porque durante algunos años fue el depósito natural, y más mano, de los materiales de obra de deshecho hasta el punto de cambiar por completo su orografía.
Fue en la legislatura municipal 2003-2007 cuando siendo alcaldesa de la ciudad la Popular Encarna Redondo, el ayuntamiento de la capital comenzó a reclamar su sellado. De hecho hasta en tres ocasiones al menos (2007, 2008 y 2009) el proyecto contó con consignación en los Presupuestos de la Junta de Castilla y León, sin que en ninguno de los casos se abordara su ejecución.
El empujón definitivo se produjo en pleno verano de 2011, momento en que el ayuntamiento presidido por el socialista Carlos Martínez Mínguez sorprendió a los sorianos con el anuncio de que la escombrera se cerraría el 3l de diciembre de ese mismo año una vez que la planta de residuos de Golmayo había conseguido la licencia de obra al tiempo que pedía a la Administración Regional que contemplara una partida en las Cuentas Públicas para 2012.
Y, efectivamente, así fue. En los últimos días del mes de diciembre de 2011, el ayuntamiento ratificaba el cierre del vertedero desde el uno de enero siguiente a la espera que la Junta lo sellara.
Pero no fue hasta casi cinco años después, ya en octubre de 2016, cuando se anunció la licitación hasta que por fin en la primavera del año siguiente -2017- comenzaban los trabajos de sellado, que importaron más de medio de medio millón de euros. De tal manera que el acta de recepción de las obras se firmó en mayo de 2019 “una vez solventadas las deficiencias provocadas por las escorrentías” al tiempo que la apertura al público del entorno la situaban en el “próximo verano”, se dijo entonces desde el Consistorio.
Y en esas estamos a falta de que se dé algún tipo de explicación, que no estaría demás se ofreciera para general conocimiento.