La Fuente del Rey, un lugar emblemático de la Soria de antaño (Joaquín Alcalde)
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En el extrarradio de la ciudad hay que citar la finca de Los Royales, de propiedad particular, a poco más de un par de kilómetros del centro urbano. Un paraje muy visitado de antiguo por los sorianos con el atractivo de la línea de ferrocarril Santander-Mediterráneo y el paso a nivel en las inmediaciones, del que todavía queda algún vestigio, meramente testimonial.
Otros parajes de la Soria de antaño nos llevan por ejemplo a la fuente de la Teja, en la antigua carretera de Madrid, junto al camping del mismo nombre. Un lugar al que antaño acudían muchos sorianos de manera regular para proveerse de agua para el consumo familiar. Y hablando de fuentes y de agua, pero en otro punto bien distante de la ciudad, resulta obligado dejar constancia de la fuente del Caño, en el camino de Soria a Valonsadero, al final de la Barriada de Yagüe, junto a la parcela de huertos urbanos, rehabilitada hace algunos por el ayuntamiento, además, y por supuesto, de la Fuente del Rey, en la hondonada existente detrás del Hospital Santa Bárbara, para los sorianos la Residencia, nombre con el que nació y se le conoció varias décadas. Y notablemente alejada del centro urbano, al comienzo del camino a Valonsadero, otro de los lugares emblemáticos era la finca de La Verguilla, junto a la factoría de Tableros Losan, un sitio este de La Verguilla que adquiere particular notoriedad cada Jueves La Saca pues no en balde es lugar de paso obligado de los toros camino del coso de San Benito.
Situados en La Verguilla, aunque siguiendo la carretera en dirección a la ciudad, sería una omisión imperdonable obviar el Ventorro de la Filomena, ubicado en la intersección de las carreteras de Burgos y Valladolid, a la altura de la rotonda conocida por todos como del Caballo Blanco. En todo caso, conviene observar que en la ciudad había otros dos ventorros: el del Mediodía y el del Francés en la carretera de Madrid, junto al puente del ferrocarril que salva la carretera y tiene continuación en el viaducto. El Ventorro actual que conocemos al final de Mariano Vicén es en realidad la continuación de uno de aquellos cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XIX, cuando el establecimiento estaba ubicado en la llamada zona de “los Ventorros”, es decir, en la carretera de entrada a la ciudad viniendo de Madrid.
Y en fin, también en las lejos del casco urbano se encontraban los dos polvorines que había en la ciudad: uno en los Prados Bellacos, muy cerca del Parque de Bomberos y de donde se está construyendo la nueva Comisaría de Policía; el otro, en el Camino de Peñamala, subiendo por el Hospital del Mirón hacia el Duero, una vez coronado el cerro, con vistas ya al río, del que como recuerdo quedan las casetas, en estado de ruina, en las que se guardaban los materiales explosivos.