El Instituto Provincial de Sanidad fue una de las sedes de la Casa de Socorro.
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Para hablar hoy de la Casa de Socorro es necesario volver la vista atrás cuando menos sesenta y cinco años para situarnos en 1956. Porque, en efecto, el 18 de Julio, entonces día de la Fiesta Nacional, entre los actos programados para celebrarla el aparato oficialista incluyó la inauguración de la Casa de Socorro, una instalación concebida para atender gratuitamente a cualquier persona toda clase de urgencias, desde infartos a heridas, a veces graves.
De la puesta en funcionamiento de la Casa de Socorro se estuvo hablando en Soria, como casi siempre para cualquier iniciativa, décadas, cuando menos desde 1924 en que llegó a redactarse un proyecto, si es que no antes.
Lo dicho, el miércoles 18 de Julio de 1956, se inauguraba la instalación. A este respecto no estará demás hacer referencia a la cobertura que le dispensó el periódico Campo Soriano -el único que se editaba entonces en la capital-, que en el número del día siguiente tituló en la primera, a tres columnas, en el centro: “Espléndida y eficaz conmemoración del 18 de Julio en Soria”, con cita de la Casa de Socorro en el subtítulo junto al resto de las inauguraciones de ese día.
El texto de la información es suficientemente relevante: “A continuación [después de haber hecho cumplida referencia a otras inauguraciones de la jornada], con asistencia de todas las autoridades, Inspector provincial de Sanidad, Narciso Fuentes, doctores y personal auxiliar, el Abad de la Colegiata, Segundo Jimeno procedió a la bendición de las instalaciones. El alcalde Eusebio Fernández de Velasco dijo que anteriormente era el Hospital Provincial, entonces en Nicolás Rabal, el establecimiento encargado de asistir a todos los heridos o contusionados, pero en vista del creciente aumento de la población se hacía indispensable la instalación de una Casa de Socorro. Esta –añadió- se halla dotada de modernas instalaciones con personal competente que de una manera permanente cumple su misión. Agradeció al Gobernador Luis López Pando los elogios que hizo de la Casa de Socorro y terminó felicitando a la Corporación municipal y a las autoridades sanitarias. A continuación el Gobernador civil pronunció un discurso manifestando que la instalación de la moderna Casa de Socorro es una obra digna de Soria. Felicitó al Alcalde, así a como los doctores y personal auxiliar que con todo celo y competencia cumplían la misión a ellos encomendada. Tanto el Alcalde como el Gobernador “fueron aplaudidos con gran entusiasmo”. Finalmente las autoridades visitaron todas las dependencias e instalaciones, sitas en la planta baja del Instituto Provincial de Sanidad, entrando por la calle Medinaceli número 10.
No obstante, el novedoso servicio había comenzado a funcionar unos meses antes, el 24 de mayo del citado 1956. Circunstancia que como no podía ser de otro modo también tuvo hueco en su momento en la prensa local, citando incluso la plantilla de los profesionales que lo atendían: los médicos Carlos Gonzalo Guisande, José Borobio Albina y Alfredo Muñoz Espuelas, y los practicantes Luis Martínez Aguilera, Carlos San Cristóbal Sebastián y Jesús Romero Bartolomé.
A partir de este momento se convirtió en costumbre facilitar con periodicidad regular la relación de diaria de asistidos con la identidad y el tratamiento de que habían sido objeto los usuarios del servicio, muy demandado por cierto, que solía aparecer en el trisemanario Campo Soriano, todavía el único medio local en los kioscos. Informaciones que encajaban a la perfección en aquella Soria provinciana tan dada al chismorreo que intentaba engancharse a los resortes de la modernidad.
En su ubicación del Instituto Provincial de Sanidad estuvo funcionando algunos años la Casa de Socorro para con posterioridad mudarse a los bajos de la antigua Casa Consistorial, en un local, y más tarde a un edificio en la Plaza Mayor, junto al Mesón Castellano, adquirido por el ayuntamiento, donde está hoy la concejalía de Servicios Sociales. Las Casas de Socoro desaparecieron al comienzo de la década de los ochenta, entre ellas la de Soria.