Escudo del Club Deportivo Numancia antes que se le añadiera «de Soria»
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Tiene la Ciudad de Soria por armas un Castillo con un medio Cuerpo de un Rey coronado sobre la Torre del Homenaje, y la inscripción de «Soria Pura Cabeza de Estremadura». El Castillo es de plata significadora de su lealtad, y el Campo es de Sangre, por la que derramaron sus hijos en servicio de su Rey y de su Patria. El Rey significa a Don Alfonso Octavo el de las Navas, criado en Soria por espacio de cuatro años, en la que se defendió y amparó, contra la persecución del Rey de León, su Tío.
La letra tiene dos partes; la primera es «Soria Pura», que significa la noble, sin mezcla de mancha ni mal linaje, sin doblez, firme y constante, depurada y libre de todo vicio, y por la gente que en ella ha habido y hay de sangre limpia y pura. La segunda parte contiene «Cabeza de Estremadura», que significa ser cabeza de las Tierras y lugares convecinos a los extremos o nacimientos del Río Duero, a que se llamaron antiguamente Estremaduras.
Hasta aquí la descripción del Escudo de la Ciudad.
Pues bien, por si todavía queda alguien que no lo haya advertido acaso porque tampoco ha sido un asunto que en la ya dilatada vida de la Entidad ha suscitado un especial interés, salvo en algún caso puntal que trataremos más adelante, habida cuenta los vaivenes de todo tipo que ha padecido y caracterizado una gran parte de su historia, excepción hecha del tramo más reciente (el momento actual es otra cosa, después de volver la semana pasada a la cuarta categoría del fútbol español), no estará demás señalar que el emblema del Club Deportivo Numancia es una reproducción del escudo de la Ciudad.
El 7 de abril de 1945 fue el día que se refundó el Numancia de la segunda época –el que conocemos- en aquella célebre reunión de “personalidades y aficionados deportistas” que tuvo lugar en el Ayuntamiento. Y dotar a la renacida entidad de un distintivo fue una de las primeras decisiones que tomó la Junta directiva que presidía el médico Eusebio Brieva Bartolomé, de la que formaban parte con él José Carreras Cejudo (vicepresidente), Evaristo de Miguel Alcalde (secretario), Antonio Ridruejo Botija (tesorero) y Emiliano Pagazaurtundua, José Mozas del Campo, Narciso Fuentes López, Juan Sala de Pablo, José María Montejo Rodríguez, Mariano Íñiguez García, Guillermo Cabrerizo Botija y Arsenio Sanz de Velasco (vocales).
El diseño del emblema se le encargó al vocal de la Junta directiva del Club José María Montejo, delineante de profesión y funcionario del Cuerpo de Delineantes de Catastro del Instituto Geográfico y Catastral. Él creó el boceto que el presidente del Club, Eusebio Brieva, presentó al Ayuntamiento solicitando autorización para que el Numancia pudiera utilizar en su emblema el escudo de la Ciudad. El sábado 15 de mayo de 1948 la Corporación Municipal celebró sesión ordinaria presidida por el Teniente de Alcalde Jesús Martínez Borque, en ausencia del Alcalde Mariano Íñiguez García, y el pleno (Julián Ballestero, Eusebio Manrique, Alfredo Hernández, Julio Royo, Leoncio Brieva, Gonzalo Ruiz y Luis Fuentes eran los concejales y Félix Sánchez-Malo, el Secretario) acordó por unanimidad acceder a la solicitud planteada por Eusebio Brieva. Curiosamente, cuando unos días antes, el 11 de mayo, el Club Deportivo Numancia había celebrado Asamblea de Compromisarios en la que Eusebio Brieva fue relevado de la presidencia por el abogado Alberto Heras Hercilla, bajo cuyo mandato, por cierto, el equipo logró por primera vez el ascenso a Segundas División el inolvidable 19 de junio de 1949, domingo de la Compra del Toro.
En este primer escudo de la nueva época con forma a modo de óvalo truncado se hizo figurar la leyenda de Club Deportivo Numancia: Club, en la parte superior; Deportivo, en el lado izquierdo, mirando el emblema, y Numancia, en el derecho. Con esta imagen crecieron sucesivas generaciones de sorianos aficionados al fútbol y seguidores del Numancia en particular y se hizo universal.
Después de muchos años de deambular sin un rumbo definido, y es más con la amenaza de la desaparición en algún momento, el equipo había logrado salir del pozo de la Tercera División para instalarse en Segunda B, en la que tras completado su tercera temporada, la 1991/1992, se encontraba asentado. En cualquier caso, unas semanas antes de que finalizase el Campeonato se producía el relevo en la presidencia del Club cuando a finales del mes de marzo Sebastián Ruiz Mateo anunció su decisión de no continuar la nueva temporada. No tardó en conocerse el nombre de José Manuel García Delso para sustituirle, como en realidad así fue. Se iniciaba por tanto una nueva etapa y una manera diferente de gestionar el Club que se oficializó en la en la asamblea general de socios celebrada el 5 de junio de 1992 en el salón de actos de la entonces denominada Caja Salamanca y Soria. Aquel día, entre los asuntos a debatir del orden del día, se abordó, y aprobó por una mayoría lo suficientemente representativa, uno de especial relevancia como era la nueva denominación de la entidad, que a partir de aquel día pasaba a llamarse Club Deportivo Numancia de Soria.
La decisión, lógicamente, iba a tener repercusión en el emblema diseñado en su día por José María Montejo. No tanto en cuanto a su formato, que no iba a sufrir modificación, ni tenía por qué, sino por la necesidad de acoplarle la nueva denominación. En definitiva, se decidió que en la parte superior figurara C. D.; en el lado izquierdo, Numancia, y en el derecho, de Soria. Es el que ha lucido el equipo en su etapa más brillante y los aficionados en sus solapas, y lo siguen mostrando.