Edificio del Gobierno Militar al que malamente se ha dado ahora por llamar «la casona» (Joaquín Alcalde)
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De vez en cuando solemos traer a colación lo que hemos dado en llamar “nombres de siempre” para referirnos a nombres de calles, establecimientos y lugares de la ciudad que con independencia de la denominación oficial, comercial, etc. con la que a todos los efectos figuran en los registros correspondientes, la gente de la calle los cita y se refiere a ellos de manera diferente, por la que siempre se les ha conocido. Sin embargo, también viene resultando frecuente que, sobre todo los políticos y por extensión quienes con el mayor desconocimiento de la realidad y de los entresijos del día a día, incorporen con el desparpajo y en ocasiones falta de rigor a que nos tienen acostumbrados nuevos términos que no vienen sino a llevar a la duda cuando no al desconcierto a quienes se toman la molestia de seguirles con la sana intención de informarse.
Lo último que ha podido escucharse, y no ha sido la primera vez que lo han soltado, es el ”solar del circo” y “la casona”, en el primer caso para tratar de localizar un espacio concreto al final del primer tramo de la avenida de Valladolid, en el lado de la derecha, subiendo, a propósito de una controvertida operación urbanística a la luz de la opinión pública, que lleva tiempo gestándose, y en el otro –la casona- por el inmueble situado en el antiguo cuartel de Santa Clara con motivo del traslado de la sede de la Subdelegación de Defensa a su nueva ubicación.
Por lo que se refiere al “bautizado” como “solar del circo”, es cierto que en ese espacio se han instalado en los últimos tiempos algunos de los circos ambulantes que han llegado la ciudad, a medida de que necesariamente se han visto obligados a abandonar los que pudiera decirse tradicionales por las exigencias urbanísticas. Pero de eso a que se le haya pasado a llamar por las buenas ”solar del circo” es cuando menos una ligereza, por decirlo de una manera suave, porque si por algo es conocida esa parcela es por haber acogida en ella la fábrica de lejías “El blanquito”, una de las referencias de los productos de limpieza durante muchos años, netamente soriano, o por los cebaderos de Crescencio García, “el Crescencio”, que están allí, al lado.
En cuanto a la casona, el asunto es todavía más grave, pues que se recuerde el inmueble ha tenido desde hace décadas un uso exclusivamente militar o vinculado a la administración militar, como ha ocurrido últimamente con la ya citada Subdelegación de Defensa. Pero precisemos más. Si por algo es conocido el edificio por las sucesivas generaciones y generaciones de sorianos no solo de la capital sino también de la provincia, y en general de la milicia, es por haber sido la sede del Gobierno Militar. Es por este nombre por el que se le ha conocido y se le sigue conociendo y no por esa sandez que se viene repitiendo en los últimos tiempos cada vez que se hace referencia al edificio, que se le he atribuido de la noche a la mañana, sin saber en realidad por qué. Bueno sí, por el desconocimiento más absoluto que cuando menos tiene de la toponimia de la ciudad, si es que no también de su historia, quien ha tenido la osadía de salir a la palestra y soltar lo que no deja de ser un verdadero despropósito y, más todavía, un insulto a los sorianos, a los que en el mejor de los casos trata de necios.