LA FERIA DE SEPTIEMBRE

La feria de ganado mular en las traseras de la plaza de toros (Archivo Histórico Provincial)

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La feria de ganados de septiembre se celebraba a medidos de este mes, a partir del 15, durante los tres/cuatro días siguientes. A primeros de marzo había otra que nada, más bien poco, tenía que ver con la de finales de verano.

La feria de septiembre, en el ocaso del estío, era una prolongación de aquellos añorados veranos sorianos, que servía de prólogo a la novena y las fiestas de San Saturio, ya asomando en el horizonte y preludio de aquellos largos e interminables inviernos. Los días de la feria tenían la consideración oficiosa de festivos. El teatro Avenida – el auténtico- traía compañías de postín; el Ayuntamiento programaba baile público –inusual durante el año- en la Plaza Mayor, y sin entrar en detalles que ya se han contado otras veces y no es cuestión de repetir, en la ciudad se respiraba un aire festivo. Era el final del verano.

De las ferias de septiembre, acaba de apuntarse, ya nos hemos ocupado en otras ocasiones. En esta de ahora no vamos a insistir reiterando lo que ya se ha dicho pero sí parece oportuno aportar algunos datos acerca de su origen que para algunos, puede que para muchos, resulten desconocidos.

Escribió Lorenzo Aguirre, a finales del siglo XIX, en la revista Recuerdo de Soria, que “de tiempo inmemorial, según los apuntes que sirven al autor de estas cuartillas, tenía Soria el privilegio para celebrar una feria en los días desde el 24 al 27 de Junio de cada año (nada que ver, aunque el autor no lo dice expresamente, con las Fiestas de San Juan). Por Real Cédula de Felipe IV, fecha 5 de junio de 1636 se trasladó esta fecha a los cuatro primeros días de Septiembre, y por otra Real Cédula de Carlos III expedida en el año 1783, se trasladó al 16 del mismo mes de Septiembre y los ocho días siguientes. Sin duda alguna –añadía  Lorenzo Aguirre- era la principal y más concurrida de todas las que se celebraban en estos entornos. Verdad es que además de tener Soria, como parte muy importante, lo mucho y muy floreciente que después la fue segregado para formar la provincia de Logroño, contaba no solo con la riqueza de sus habitantes, entre ellos acaso veinte Títulos opulentos por sus grandes rentas, sino que también a ella concurrían los dueños de aquellas ganaderías que tanta fama dieron a las industrias pecuaria y carretería, de cuya bienandanza da muestra la multitud de palacios y ostentosas casas, cuya ruina se ve hoy con harto desconsuelo, considerando la decadencia a que el país ha llegado por la falta de tanta riqueza desde el primer tercio del presente siglo (XIX). Desde la Plaza Mayor hasta la de Herradores, no había tienda ni portal en que dejara de improvisarse un gran comercio, y basta, sin ponderación, citarse acaso cuarenta de plata y joyería, todo formado por los numerosos industriales que acudían de otras poblaciones, atraídos por aliciente de la segura venta. La [feria] de ganados era inmensa, ocupando el espacio del actual Salón ¡!, el Ferial, la Tejera y las eras de Santa Bárbara, como en parte sucede en la actualidad. Un río de oro, puede sin hipérbole decirse que corría en las transacciones, y a esto se añadía la baratura de la vida, de la cual puede juzgarse por el siguiente dato. La libra [algo de menos de medio kilo] de carne de ternera y de cordero costaba cuando más, a lo que entonces se decía seis cuartos, equivalente hoy a 18 céntimos [de las antiguas de pesetas], La concurrencia [a la feria] era tanta, que siendo reglamentaria la reunión del Regimiento Provincial, para sus llamadas asambleas, desde primero de Septiembre en que empezaba también la feria, hubo que ratificar la traslación al 16 y siguientes en que ahora tiene lugar por ocho días, conservándose en los calendarios el señalamiento del día primero”.

Desde hace unos años la feria de ganados de septiembre se celebra durante un fin de semana en el interior de la plaza de toros –el ruedo es el escenario- con un desarrollo que no tiene absolutamente nada que ver con el de antaño, aunque sea de agradecer el interés de los organizadores por tratar de mantener viva una tradición que por más empeño que se ponga se perdió ya hace varias décadas.

 

NOMBRES DE SIEMPRE DE LA CIUDAD (y II)

 

El teatro-cine Avenida, uno de los iconos de la ciudad desaparecido (Archivo Histórico Provincial)

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En el campo de la hostelería una mayoría significativa de sorianos sigue hablando del Hotel Comercio, donde funcionan en la actualidad las oficinas de Unicaja, la antigua Caja de Ahorros, en su última etapa, para que todo el mundo lo entienda. Otro tanto ocurre con el Hotel Las Heras, en el rincón de la plaza de Ramón y Cajal o de “La leña”, bien es cierto que el edificio no es el mismo ni tampoco la denominación. O con el Hotel Caballero, en Eduardo Saavedra, que exteriormente sigue presentando la misma tipología. Y por supuesto el Hotel Florida, donde estuvo hasta no hace mucho la Comisaría de Policía.

El Caballo Blanco ha dado nombre a la zona de la rotonda existente al final de la avenida de Valladolid, en el cruce de las carreteras de Burgos y Valladolid, el mal llamado fielato (Centro de Recepción de Visitantes) no deja de ser, lógicamente antes de la remodelación, un antiguo almacén de grano de la fábrica de harinas del Perejinal. Y dando un salto en el deambular por la ciudad, hablar del Casino es hacerlo del de La Amistad. Cuando funcionaba también el de Numancia había que ser preciso.

El listado es inagotable. Quien más y quien menos sigue citando los nombres de los cines como topónimos que lejos de haberse olvidado siguen vivos en la memoria de los sorianos. Cuando se trata de dar alguna referencia del centro de la ciudad todavía se sigue se sigue mencionando el mítico, el auténtico, teatro-cine Avenida, el auténtico –el Avenida a secas- en la que ahora aparece en el callejero como plaza de los Jurados de Cuadrilla. Otro tanto sucede con el Ideal, por la coqueta sala de cine que había en los soportales del Collado, algo más abajo del Casino; con el Proyecciones, en uno de los bajos del Palacio de los Condes de Gómara; y por qué no, y aunque fuera más moderno, con el Rex, en la avenida de Navarra, junto a la librería del recordado y querido Antonio Ruiz, por cierto, una referencia más de la Soria de antaño.

Qué duda cabe que costará borrar de la memoria de los sorianos el nombre originario de plaza de José Antonio, la que hay que junto al histórico campo de fútbol de San Andrés, para llamarla de Odón Alonso. En el mismo caso está la de San Esteban, ahora de las Mujeres.

Si se trata de hablar de bares, buenas señas de identidad de la toponimia urbana son “El Tubo”, “El Tubo Ancho”, “La Zona” –tres de las zonas de alterne de la ciudad, según el huso horario-, el Torcuato, el Ventorro. El Apolonia, el Corzo y el Silencio, por ejemplo, sin olvidarnos del Rangil, la taberna de la calle Ferial hace años desparecida (se omiten, para no repetirlas, las otras que había en la ciudad porque ya se indicaron anterioridad), aunque si se pretendiera ser exhaustivo qué duda cabe que se podrían citar algunos más que no saltan a la memoria de uno a la hora de escribir. Por cierto, por mucho empeño que se ponga, el llamado Kiosco del Alto de la Dehesa, sigue siendo para una mayoría La Casa del Guarda.

Y, en fin, el ejemplo más palmario lo tenemos en la Dehesa, a la que son los menos los que la llaman Alameda de Cervantes, su nombre oficial, que dicho sea también se tiene asumido.

El listado hasta aquí reseñado lejos de ser una relación cerrada obviamente sigue abierto. La realidad cotidiana es la que manda y la que a diario contribuye a enriquecer el acervo aportando nuevos topónimos.

NOMBES DE SIEMPRE DE LA CIUDAD (I)

Una máquina de vapor llegan a la estación Soria-San Francisco, la Estación Vieja para los sorianos (Archivo Histórico Provincial)

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No es la primera vez ni posiblemente será la última que nos ocupemos de lo que en ocasiones anteriores –hace ya tiempo, algunos años- hemos dado en llamar “nombres de siempre”, referidos naturalmente a topónimos, parajes, lugares, edificios, establecimientos, actividad que se ejercía en ellos y otros –la casuística es lo suficientemente amplia- que en un momento determinado sirvieron de referencia a los sorianos para saber de qué sitio, punto, espacio o zona de la ciudad de la ciudad se estaba hablando. Algunos de ellos, lamentablemente, han dejado de emplearse, no así otros muchos que siguen estando vigentes en el particular lenguaje coloquial, al margen de su denominación oficial o de cualquier otra circunstancia sobrevenida que haya podido llevar consigo dejar de usar habitualmente una determinada manera. Hay otros, por el contrario, que han logrado supervivir. Se indican a continuación algunos de los muchos que siguen vivos en el vocabulario de los sorianos. Puede empezarse por donde se prefiera o más le guste a uno. Por nuestra parte, se trata en realidad de una continuación de lo que ya hemos publicado con anterioridad.

Desde hace unos años la plaza de San Esteban es oficialmente de “las Mujeres”, pero por más empeño que se ha puesto desde algunos sectores de la sociedad civil y del propio ayuntamiento de la ciudad hay una mayoría significativa que la sigue conociendo por el que tuvo varias décadas. Algo parecido sucede con la de Mariano Granados, durante algún tiempo del General Yagüe, que las generaciones de sorianos más mayores siguen llamándole del “chupete”, por la fuente que hubo en tiempos en el centro.

Y siguiendo con el urbanismo, son contados los que llaman calle del Rey Sabio a la placita que se encuentra en las traseras del edificio de Correos, donde antaño descansaban las merinas cuando en el verano subían a la sierra y en el tardío volvían a los pastos de invierno, y sí por nombre tan coloquial como el que acoge la sede del pomposamente denominado cuando se levantó Palacio de Comunicaciones, es decir, la plaza de detrás de Correos. Sucede lo mismo con las Casas de Falange, el grupo –barriada en la terminología de la época- de viviendas construido en los años cuarenta junto al histórico campo de fútbol de San Andrés. O las de la Caja de Ahorros –por la antigua y acreditada entidad  soriana ya desparecida- junto a la estación de autobuses y anteriormente Cocherones de Obras Públicas, en el solar que había adquirido la Orden del Carmelo Descalzo para ubicar en él el Colegio de estudios filosóficos. Si es que no las de Gonzalo Ruiz, ese grupo de viviendas de arquitectura que al cabo de los años sigue llamando la atención, construido para sus trabajadores por el conocido empresario soriano de la época, bajando al Soto Playa, a la derecha.

Por otro lado, hablar de la Cámara, sin añadido alguno, todo el mundo sabe que se trata de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Soria. Si del sanatorio, que no llegó a terminarse después de muchos años, por el hospital del Mirón. La estación del ferrocarril del Cañuelo sigue siendo sobre todo para las generaciones de mayores la Estación Nueva, denominación que, por cierto, tenía su sentido cuando funcionaba también la otra, la de San Francisco, conocida indistintamente como del Torralba, por el tren que cubría el trayecto entre esa localidad y la capital, y cuya denominación coloquial de Estación Vieja acabó tomando oficialidad.

 

EL BARCO DE RECREO O TURÍSTICO EN EL DUERO

El río Duero en el Soto Playa con el puente de hierro al fondo (Joaquín Alcalde)

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Lo del barco turístico en el Duero empieza a ser una tomadura de pelo, dicho sea con el mayor de los respetos, para una iniciativa que lleva tiempo manejando el ayuntamiento de la ciudad, sin que después –se ha perdido la cuenta- de un periodo más que razonable haya comenzado a funcionar semejante atractivo turístico.

No es, sin embargo, hacer leña del árbol caído acerca de la dejadez con la que se está llevando, como otros muchos,  este asunto sino más bien –no es la primera vez que lo contamos aquí- dejar constancia de que el proyecto, iniciativa o lo que se quiera, lejos de ser novedoso, tiene por lo menos cincuenta años –sí, cincuenta- desde que un Delegado Provincial del Ministerio de Información y Turismo que hubo en Soria, por cierto, un alto funcionario no político llamado José Rus Guirado, lanzó la idea –yo tuve la oportunidad de escucharla y posteriormente oírsela comentar a él en un círculo más restringido, en el que me encontraba- en una asamblea de los Centros de Iniciativas Turísticas que funcionaban entonces y tenían actividad.

En todo caso, no estará demás volver a decir que la historia esta del barco de recreo o como se le quiera llamar, tampoco es del gobierno municipal que de manera ininterrumpida viene ostentando el socialista Carlos Martínez desde el año 2007, porque ya en la legislatura de Javier Jiménez Vivar “Jajivi” (PP) de mediados de la década de los noventa y en la de Encarna Redondo, de su mismo partido, entre 2003 y 2007, ya se le estaba dando vueltas puede que no tanto como ahora a este asunto del barco en concreto como a algún otro de corte muy parecido. De tal manera, que durante el mandato de Jajivi (1995-1999), en un momento determinado llegó a dejarse seco el cauce del río, en las proximidades de la ermita de San Saturio, para proceder a su limpieza, hasta que inopinadamente  una mañana llamó a los periodistas, se montó en una lancha neumática e hizo el recorrido con técnicos de la administración competente y luego se le pudo ver en los periódicos y en la televisión.

Más tarde, doña Encarna [Encarnación Redondo], correligionaria del susodicho, el domingo 6 de agosto de 2006 se subió a una lancha parecida aprovechando la celebración de una prueba deportiva en el río, y aunque hay constancia de que esto fue así, no pudo vérsela, por el contrario,  abordo como a su antecesor en la alcaldía. Fue a raíz de este paseo por el Duero cuando de repente irrumpió la iniciativa esta del barco, aunque ya habían transcurrido diez años desde la ocurrencia de Javier Jiménez Vivar, sin otro objeto que el de llamar la atención, que todavía son (somos) muchos los que lo recuerdan (recordamos) como si acabara de suceder

EL ALJIBE DEL CASTILLO

La infrautilizada piscina del Castillo bajo la cual está el aljibe (Joaquín Alcalde)

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El Parque del Castillo ha sido tradicionalmente el hermano pobre de la ciudad. No hay más que reflexionar un momento para observar la evolución y el progresivo deterioro que ha sufrido, sobre todo en las últimas décadas, con intervenciones tan absurdas como pudiera ser, por ejemplo, la ampliación sucesiva del Parador de Turismo –una de las agresiones más graves perpetradas-, aun a pesar de que las sucesivas corporaciones, las de antaño y las de ahora, siempre lo hayan exhibido como como una de las banderas del ocio de la ciudad. La etapa actual, la que estamos viviendo, puede que se suponga un paréntesis por las actuaciones que se han acometido en los últimos tiempos, sobre las que habría que decir algo más. Es cierto que se ha hecho mucho pero todavía queda una buena tarea por delante. No perdamos la perspectiva.

En los años cincuenta el Parque del Castillo sufrió una repoblación forestal de calado, algunos –bastantes- de cuyos árboles se los han llevado por delante las obras de reconstrucción de la muralla. Fue entonces cuando el concejal Feliciano Hernández, más conocido como “El Pelegrín”, promovió un proyecto inédito hasta aquel momento, muy celebrado por cierto, que es del que sin entrar en otras consideraciones se ha estado viviendo, incluida la construcción de la piscina infantil, un tema por cierto no menor, y más a estas alturas, que cíclicamente lo mismo aparece que desaparece de la opinión pública.

En todo caso, hablar ahora del Parque del Castillo viene a cuento no tanto por la piscina ni siquiera por la restauración de la muralla como de una noticia sobre la que ya en su día –hace ahora cien años- los medios de entonces pasaron de puntillas y que parece oportuno traer a colación ahora. Nos vamos a referir al aljibe (cuando se conoció la noticia, aljibe escribía con “g”, y muy pocos sorianos han visto) que se encuentra exactamente debajo del vaso de la piscina para dejar constancia de su existencia. El periódico independiente La Voz de Soria dio la noticia del descubrimiento en su edición del 3 de junio de 1924: “Las excavaciones que se estaban practicando por cuenta del Ayuntamiento en el Castillo de Soria, con el fin de encontrar el antiguo algibe para utilizarlo como depósito de aguas [se refiere al existente junto al Parador de Turismo inaugurado en 1941], han tenido por fin feliz resultado. El algibe es amplio y abovedado. Todavía se no se ha descubierto en su totalidad. Celebramos tan feliz hallazgo”, dijo el periódico.

Pues bien, del aljibe poco, muy poco, por no decir nada, se ha hablado ahora. Una pena.

EL PALACIO DE LOS CONDES DE GÓMARA, UN EDDIFICIO HISTÓRICO MULTIUSOS (y V)

Conocidos funcionarios de Telégrafos en las dependencias del Palacio de los Condes de Gómara (Archivo Histórico Provincial)

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… Más tarde –enero de 1933- se instalaron en el Palacio de los Condes de Gómara las escuelas municipales en los locales que había ocupado hasta poco tiempo antes la Administración principal de Correos una vez efectuado el traslado de sus dependencias al nuevo edificio del paseo del Espolón, según informó El Avisador Numantino. Escuelas del municipio que estaban dirigidas por “las profesoras municipales doña Águeda Atienza y doña Josefa Canalejo”. En 1935 serían las oficinas de Telégrafos las que cambiaron de ubicación “a la nueva Central de Comunicaciones”, pomposa denominación con la que periódico Labor –entonces Órgano de la CEDA y Acción Popular, luego de FET y de las JONS- se refirió para llamar al edificio que acababa de estrenarse en el paseo de invierno.

Situados en los primeros días de la Guerra Civil –agosto de 1936- quedaba instalado en el Palacio de los Condes de Gómara “el amplio Cuartel para falange femenina y balillas [organización fascista juvenil fundada en Italia en 1926] donde diariamente se trabaja con verdadero patriotismo”, subrayó Noticiero de Soria. Terminada la Guerra se constituía la Comisión de Agricultores de Falange Española, cuyas oficinas se instalaban en el Palacio de los Condes de Gómara “dispuestas siempre a atender y resolver todos los asuntos que interesen a los agricultores”. En 1940 se trasladaban al emblemático edificio las Oficinas de la Delegación Provincial de Organizaciones Juveniles de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, así como las de la Delegación de Información e Investigación que funcionaban en la calle Marqués del Vadillo núm. 20, y no mucho después –abril del mismo año- se ponía en conocimiento del público en general que las oficinas de la Delegación Sindical Provincial, antes sitas en la Avenida de Navarra, se trasladaban al Palacio de los Condes de Gómara frente a las dependencias de Auxilio Social. Algún año después se inauguraba la Escuela de Música en una de las dependencias contigua a los locales de la C. N. S. (abreviatura de la Organización Sindical Vertical).

La entrañable y recordada Radio Soria, la Estación Escuela número 2 del Frente de Juventudes (hoy Radio Nacional de España), también estuvo en el Palacio de los Condes de Gómara, en la planta ático (su primera sede); lo mismo que la academia San Fernando del Frente de Juventudes, dedicada a la enseñanza, y en los últimos tiempos, cuando el inmueble era ya de propiedad municipal, incluso viviendas particulares y el clásico bar Silencio. Más tarde se produjo la cesión del inmueble a la Administración de Justicia, después de que se barajara la posibilidad de trasladar a él la sede del ayuntamiento de la ciudad y se pensara ubicar el Parador de Turismo; de que el patio central se utilizara durante las fiestas de san Juan como local de Cuadrilla, se desarrollaran en él demostraciones de los grupos de danzas de la Sección Femenina o fuera habilitado como lugar de conciertos de la Banda Municipal de Música y de la entonces muy activa Asociación Musical Olmeda-Yepes, cuando no escenario de relevantes actos sociales de la época coincidiendo con fiestas señaladas y uno de los sótanos se utilizara para cultivar champiñones.

El edificio fue declarado Monumento histórico-artístico en virtud de un Decreto del Ministerio de Educación Nacional de fecha 25 de noviembre de 1949 publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del día 8 de diciembre siguiente.

 

EL PALACIO DE LOS CONDES DE GÓMARA, UN EDIFICIO HISTÓRICO MULTIUSOS (IV)

El patio central del Palacio de los Condes de Gómara fue habilitado en ocasiones como local de cuadrilla. La imagen es de los años sesenta (Archivo Histórico Provincial)

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… En el mismo mes de septiembre pero del año siguiente -1922- una nueva información del tan citado Noticiero de Soria daba cuenta de que “las oficinas de Hacienda han sido ya admirablemente instaladas por lo que atañe al gran edificio que ocupan, en la parte alta del famoso palacio de los condes de Gómara, hoy del Senador por la provincia señor Allende. Pronto, según indicios, se tratará de que dicho palacio quede en todos sus departamentos, más la Cooperativa popular soriana instalada en la planta baja, iluminado con focos eléctricos a cuyo efecto será traída por el dueño una magnífica dinamo. Plausible mejora –acababa la noticia- que dará mayor magnificencia al suntuoso edificio”.

La ocupación del “antiguo palacio de los Condes de Gómara”, al decir de la prensa de la época, no paraba, pues en efecto, el goteo de informaciones sobre nuevas actividades a desarrollar en él era constante. En este sentido cabe señalar que en noviembre de 1923 se anunciaba que “próximamente se inaugurará en esta ciudad un elegante Salón Teatro con el nombre de “Palas-Cinema”, en el que se darán representaciones teatrales, de cine y varietés. Este salón, es el que desde hace algún tiempo se viene construyendo y adornando en una de las naves interiores del palacio de los Condes de Gómara”. No obstante, todo parece indicar que el Palas-Cinema, al menos con esta denominación, tuvo una vida efímera pues, en efecto, algún tiempo después La Voz de Soria en su edición del 8 de marzo de 1932 publicaba de manera destacada lo que sigue a continuación: “NUEVO CINE. En el local situado en los bajos del Palacio de los Condes de Gómara, se ha instalado un nuevo cine, inaugurándolo con una gran cinta muda el domingo último (por el día 5). En este salón veremos muy a menudo valiosos números de varietés”, concluía la escueta información. Más aún, cuando acababa de cumplirse el tercer aniversario de esta nueva sala de cine se supo que en el salón que había ocupado el ahora llamado Palace Cinema en la planta baja del Palacio proseguían “con gran actividad los trabajos para la instalación de un cine sonoro cuyo título, probablemente, será el de “Cine Proyecciones”. El salón quedará artísticamente decorado e iluminado y las localidades son cómodos y confortables. Se tiene el propósito de inaugurar el nuevo cinematógrafo en la primera decena del próximo abril (la información está tomada de El Avisador Numantino y tiene fecha del 23 de marzo de 1935).

De todos modos, unos años antes, en noviembre de 1926, El Porvenir Castellano ya había anticipado que “el gobernador civil D. Jacobo Monjardín se ocupa cerca del Gobierno [de la Nación], de la adquisición o compra para el Estado, del hermoso edificio del Palacio de los Condes de Gómara, con objeto de instalar allí todas las dependencias oficiales del Estado para que puedan funcionar debidamente y en mejores condiciones que en la actualidad”. Y abundaba el medio que dio a conocer la noticia: “No hay para qué decir que el público verá  con agrado la realización de esta compra, pues de esta manera, los pueblos sobre todo, tendrán la comodidad de encontrar todos los servicios en un mismo edificio”. No volvió a tenerse más noticias al respecto, o al menos uno las desconoce, porque poco más de un año después –abril de 1928- el Banco Español de Crédito inauguraba la nueva Sucursal “que en esta plaza y en los bajos del viejo y suntuoso palacio de los Condes de Gómara ha establecido” la mencionada entidad bancaria.

EL PALACIO DE LOS CONDES DE GÓMARA, UN EDIFICIO HISTÓRICO MULTIUSOS (III)

El Palacio de los Condes de Gómara con los bajos de la fachada sin reformar (Archivo Histórico Provincial)

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… Por otra parte, a mediados del mes de agosto de 1918 se supo que “la Administración del coche-correo de Soria al Burgo, ha quedado instalada en la planta baja del antiguo palacio de los Condes de Gómara, junto a la entrada del llamado Arco de dicho palacio y así los viajeros tienen gran comodidad de adquirir los billetes y tener el coche al pie de la mencionada Administración”, se informó puntualmente a través de uno de los medios de prensa locales, según la costumbre de la época.

Este mismo año –octubre de 1919- adquirió la propiedad del edificio Tomás Allende, que “comprende las herejías que en la señorial mansión hicieron el espíritu utilitarista de caseros, y quiere reintegrar el arte, esa maravilla que otros intentaron deshacer”, argumentó El Porvenir Castellano, que fue más allá y añadió que “en nombre del Arte, en nombre de Soria, tenemos que agradecer la obra restauradora que el senador de la provincia D. Tomás Allende, se encuentra realizando” en el inmueble.

Poco después el Banco de Aragón anunció que había adquirido “los grandes locales de la planta baja para establecer unos almacenes que reúnan todas las condiciones de higiene, seguridad, etc.,  para el depósito de toda clase de mercancías, tales como Lanas, Cereales, Maderas y demás productos del país”. En realidad se trataba de la Cooperativa Popular Soriana, que iba a ocupar los locales donde habían estado funcionando las oficinas de Correos. Al respecto de la nueva actividad se dijo que “la tienda será muy capaz y montada admirablemente, así como los almacenes y bodega, midiendo todo ello unos 600 metros cuadrados de terreno, que ocuparán las actuales oficinas de Correos, desde la esquina del Arco hasta el pórtico” del palacio. Sin que hubieran transcurrido muchos días, una información de marcado matiz publicitario de la Compañía general de almacenes de Aragón, filial del Banco de Aragón, en Noticiero de Soria confirmaba la noticia: “Terminadas las obras de reparación que se han ejecutado en los bajos del antiguo Palacio de los Condes de Gómara, están disponibles desde 1º de Junio los grandes y espléndidos Almacenes de esta Sociedad para el depósito y custodia de toda clase de Mercancías”.

Mientras tanto, el mismo periódico, en su edición del 3 de mayo de 1921, se hacía eco del “atento” besalamano que había recibido del Administrador de Correos de Soria señor Sancho García, manifestado que “los servicios de Apartado, Lista, Certificado y Valores, Giro y Caja Postal de Ahorros, funcionan ya en el patio central del llamado palacio de los condes de Gómara a donde el público puede acudir y ser servido cuando necesite de los servicios”. La noticia al ampliaba más tarde el ya repetido rotativo informando de la instalación definitiva y que estaban abiertas al público las oficinas de telégrafos, teléfonos y correos, añadiendo que “gracias a la amabilidad de nuestros buenos amigos don Manuel Carmona y don Juan Sancho, jefes respectivamente de telégrafos y correos, hemos podido visitar las nuevas instalaciones, dándonos cuenta de la bondad de las mismas. En el patio central del palacio se encuentran las dependencias de correos giros, certificados y venta de sellos destinados al público, todas con gran confort y exquisito gusto, y en la galería del primer pis, se hallan telégrafos y teléfonos con modernas instalaciones y bien distribuidas. También según nuestras noticias –añadía el Noticiero- se trasladarán en breve las oficinas de la Jefatura de Montes a una de las dependencias de la Sección Agronómica”. Era el mes de septiembre de 1921.

SAN JUAN DE DUERO Y LOS TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS QUE SE ANUNCIAN

Zona de las excavaciones en San Juan de Duero en los años ochenta. Foto tomada en 2020 (Joaquín Alcalde)

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Se ha anunciado, al más puro estilo propagandístico barato y casposo –esta no sería una excepción-, como casi todo lo que se hace ahora cuando se trata de hacer saber, a bombo y platillo, en una especie de réplica de los pregoneros de antaño, que se va a emprender lo que sea, que el Ministerio de Cultura va a dar comienzo a los trabajos arqueológicos en el Monasterio de San Juan de Duero. Y no dice uno que no vaya a ser así porque no es experto no solo en este campo como tampoco en otros muchos aunque, eso sí, siga el día al día, faltaría más, pero no deja de ser oportuno refrescar en este preciso momento algo que ya publicó la prensa local hace la friolera de cuarenta y cinco años en torno a tan emblemático monumento y actuación semejante.

Fue entonces el diario local Campo Soriano, en la última  etapa de su vida, el que el martes 21 de abril de 1981, llevó en una de las páginas de dentro, la dedicada a la ciudad, perdido entre alguna otra nota remitida –sin relieve alguno, para entendernos-, un brevísimo texto de marcado corte oficial, a tenor de su redacción, que no nos resistimos a dejar de reproducir en su literalidad. Decía así: “”Excavaciones arqueológicas en el Monasterio de San Juan de Duero. Dentro del Plan de Excavaciones de Urgencia del Museo Numantino para el año 1981, y con motivo de examinar aspectos técnicos para la realización de un proyecto de restauración del Claustro de San Juan de Duero, se han efectuado durante los días 1 al 9 del actual mes de abril, excavaciones arqueológicas en uno de los lados del citado Claustro, bajo la dirección de don Carlos de la Casa Martínez (del Museo Arqueológico Nacional de Madrid) y don Elías Terés Navarro (colaborador del Museo Numantino),con el fin de obtener datos necesarios sobre su infraestructura. Se han realizado –añadía la nota- dos cortes, situados en la zona oriental, a ambos lados de los arcos. Hasta el presente, se han detectado once enterramientos de ”laja”, de filiación medieval. Su orientación es Este-Oeste y se encuentran dentro de una cuidada ordenación. Este examen también ha permitido la comprobación de las tierras en donde se asientan los cimientos de los arcos, que era uno de los puntos de la investigación. Una vez finalizados los trabajos –se dijo- se presentarán a través de la Delegación de Cultura y del Museo Numantino, el correspondiente informe a la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas para solicitar el presupuesto necesario que complete la labor arqueológica e iniciar la restauración de tan importante conjunto”.

Hecha la transcripción, que cada cual saque las conclusiones que quiera. Han pasado, como decíamos, más de cuarenta años y estamos en la casilla de salida. Lo de siempre.

EL PALACIO DE LOS CONDES DE GÓMARA, UN EDIFICO MULTIUSOS (II)

El Palacio de los Condes de Gómara (Archivo Histórico Provincial)

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El Gobierno Civil hacía ya algunos años que había trasladado su sede al notable edificio renacentista. De tal modo que en pleno verano de 1908 trascendió la noticia de que la Infanta Isabel de Borbón se encontraba en la ciudad y que la noche del miércoles 7 de julio estuvo alojada en “las habitaciones particulares del señor Gobernador civil señor Serrano Lora en el antiguo palacio de los Condes de Gómara, donde está situado el Gobierno Civil”, se precisó, por más que se hubiera anticipado “que la Infanta solamente se hospedaría en la Fonda del Comercio, porque así eran las órdenes  terminantes” que se habían transmitido.

Ya bien entrado el otoño de aquel mismo año –noviembre de 1908- el Ayuntamiento de la ciudad autorizaba la apertura de los locales en la planta baja del repetido Palacio para alojar a las escuelas de niños y párvulos. Y exactamente un año después -1909-  trascendía  la noticia de que se estaba habilitando en la aludida planta baja “un local para Administración de los coches-Correos de Soria y la provincia”. Se argumentaba así la decisión: “Todos reconocen la necesidad de ese local por la conveniencia que a todos los viajeros reporta, y principalmente  en esta épocas de lluvia y frío”, pues no conviene olvidar que se está hablando del mes de noviembre, añadimos nosotros.

En febrero de 1910 se extendió la noticia del viaje a la ciudad del Ingeniero Jefe del Catastro Topográfico para visitar algunos edificios que pudieran servir para oficinas de ese Organismo, decidiéndose finalmente por una “parte del antiguo palacio”, según recogió la prensa local de aquellos días. En otro momento, en pleno mes de agosto del año siguiente -1911- se tuvo conocimiento de la llegada a la “estación férrea” (la de San Francisco, no había otra) de sucesivos trenes militares a lo largo de varios días con un total de “unos cuatrocientos cincuenta individuos de tropa y trescientos ochenta caballos, contando algunas mulas y yeguas”, con el fin de desarrollar prácticas de tiro con ejercicios prácticos y teóricos. Los primeros, los prácticos, podrían tener lugar, se dijo, “en los altos de Santa Bárbara o Campo de la Verdad, en las entradas y soto del próximo pueblo de Garray, y en el llamado Pico de Frentes del monte Valonsadero”; para  las sesiones teóricas se pensó “en los salones de la planta interior del antiguo y amplio palacio de los Condes de Gómara”, terminología esta que, se habrá observado, venía repitiéndose cada vez que se hacía alusión a la finca.

En agosto de 1913 “han quedado instaladas las oficinas del Gobierno Civil, en locales más amplios, junto a los que venía ocupando en el antiguo palacio de los Condes de Gómara, y donde aquellas estaban se instalarán las de la sección de Instrucción Pública, merced al buen deseo y esfuerzo del señor Gobernador”, anunció el periódico local Noticiero de Soria.

Y respetando siempre la cronología, para no perderse, quede constancia de la noticia que el 26 de agosto de 1915 llevaba El Porvenir Castellano: “La Diputación Provincial ha firmado contrato por dos años con D. Santiago Ruiz Lería, para al arrendamiento de unos locales que se destinarán a Escuela Normal de Maestros, en el segundo piso del antiguo palacio de los Condes de Gómara”, y que el indicado señor Ruiz “se compromete a hacer las obras necesarias para que dichos locales queden en condiciones”.