Caserón de la calle Diputación, sede de la Jefatura de Obras Públicas, donde está ahora la oficina central de la Caja Rural (Archivo Histórico Provincial)
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En tiempos no tan pretéritos –cuando no había más Administración que la que ahora conocemos como Central- las dependencias administrativas estaban desperdigadas por la ciudad e instaladas en precario reaprovechando viejos caserones. Ubicada la representación del gobierno de la nación desde mediados de los años cuarenta del siglo pasado en la calle Alfonso octavo número dos –en aquella época número uno-, albergó durante muchos años los servicios propios del Gobierno Civil y de otras dependencias de muy índole diversa. En efecto, en la planta baja se ubicaron las oficinas de Abastos (Delegación Provincial de Abastecimientos y Transportes). En la fachada de Nicolás Rabal, en la planta baja, el Cuartel de la Policía Armada y sus correspondientes dependencias. En la calle Medinaceli, la Comisaría de Inspección y Vigilancia (la Comisaría de Policía). Y en los espacios que dan a la fachada principal las oficinas del Gobierno Civil como tales. Con el paso de los años el edificio albergó también alguna otra organización menor y a raíz de que se creara, la Jefatura Provincial de Tráfico. Y aún quedaba sitio para la vivienda del Gobernador y de algunos otros funcionarios. Se trataba de un inmueble de nueva construcción levantado en un solar donado por el ayuntamiento de la capital. Además del Gobierno Civil, había algunos otros edificios suficientemente representativos de la función pública que no dejaban de constituir una singularidad. Era el caso de los de Correos, Sanidad y Hacienda, que tenían sede propia, las mismas que siguen ocupando en la actualidad.
Dentro de la modernidad, la más antigua de las tres era la de Correos y Telégrafos, cuyas dependencias habían estado históricamente instaladas en estado precario reaprovechando viejos caserones. Porque las otras dos, el Instituto Provincial de Sanidad y la Delegación de Hacienda comenzaron a construirse después de la guerra. El edificio de Sanidad era inaugurado en septiembre de 1947, el de Hacienda en junio de 1950.
Las demás dependencias de la Administración andaban desperdigadas por la ciudad. La mayoría en pisos de particulares, en bastantes casos malamente conservados y escasamente funcionales que se diría hoy. Intentaremos hacer un recorrido por todas ellas.
La Jefatura de Obras Públicas, en la calle Diputación, frente al Banco de España, en el vetusto caserón que había donde se levanta la oficina central de la Caja Rural, que abandonó al final de los años sesenta para pasar a su actual ubicación en el Alto de la Dehesa. La Delegación Provincial de Industria en la calle de Nicolás Rabal, junto al flamante edificio de Sanidad. La Sección Inspección de Primera Enseñanza y Sección Administrativa, o sea, el equivalente a la actual dirección provincial de Educación, en el segundo piso de un viejo y destartalado edificio de la plaza de Abastos junto a los Franciscanos (hoy residencia de ancianos), y más tarde frente a la iglesia de Santo Domingo, donde anteriormente había estado el Gobierno Civil. El Instituto Geográfico, durante una época instalado en el ático de la que fue sede central de la Caja de Ahorros en la plaza del Chupete con entrada por la avenida de Navarra, y ahora en la Subdelegación del Gobierno, se estableció inicialmente en la avenida de Mariano Vicén, en la última planta del edificio conocido en la época como de Joaquín Iglesias Blasco, cuya demolición se ha producido hace unas hace unos años, para trasladarse luego al de La Vasco Navarra al construirse este. En esa misma zona, pero en la avenida de Navarra, en el inmueble donde estaba el Juzgado Municipal y Registro Civil, la Jefatura de Estadística, que no tardó en mudarse a la calle Aduana Vieja, encima de la única carnicería que vendía en Soria carne de caballo. Enfrente, en la popularmente conocida como casa del ascensor, estuvieron la Magistratura de Trabajo, la Inspección de Veterinaria tras dejar la sede de Nicolás Rabal, y el Servicio Nacional del Trigo.
En otra parte de la ciudad, junto al Banco de España, en el edificio de la misma plaza de San Esteban que hacía esquina a la del Olivo, las oficinas del Distrito Forestal, de donde se mudaron a la casa de Pablo del Barrio en la calle Alfonso VIII, junto al hotel, en cuyo inmueble funcionaba también la Fiscalía Provincial de Tasas. Muy cerca, en la calle Caballeros, detrás del Banco de España y junto a la Delegación de Hacienda, el Servicio Agronómico Nacional, en la casona en que la Universidad Alfonso VIII colocó en el año 1988 una placa en recuerdo del “ilustre americanista” José Tudela de la Orden. La Delegación de Trabajo al final de la calle Numancia, y, en fin, el INP (sigla del Instituto Nacional de Previsión, la Seguridad Social de ahora), Previsión a secas aquellos años, en la calle Fueros, encima de la desaparecida librería GAR de Antonio Ruiz, en tanto que la Fiscalía Provincial de la Vivienda, en un piso tétrico de El Collado, frente al Torcuato, en la que curiosamente sólo se atendía al público por la tarde, durante la mañana el despacho permanecía cerrado.
Otras oficinas públicas como las del Movimiento y los Sindicatos, que por su propia naturaleza no tenían la condición de Administración Pública como tales, tampoco es que estuvieran mucho mejor instaladas en el Palacio de los Condes de Gómara, aunque por el contrario no tan dispersas como las de la administración civil, con lo que al menos contribuían a prestar “un mejor servicio a los ciudadanos”, expresión un tanto vacua que, a modo de latiguillo, se lleva oyendo toda la vida.