TIEMPO DE NAVIDAD

Belén viviente instalado en uno de los hogares del Frente de Juventudes ubicado en el Palacio de los Condes de Gómara (Archivo Histórico Provincial)

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Nos encontramos metidos de lleno en las conmemoraciones navideñas. Mejor dicho, en el habitual tiempo muerto que se produce después de haber vivido con intensidad la Nochebuena y la Navidad. La costumbre del ajetreo diario se encuentra, en fin, aparcada de momento por más que en la calle y en los centros de ocio se registre un ambiente nada común que para sí quisiera el acontecer de esta tranquila y rutinaria ciudad otros muchos días del año. Esto ocurre hoy. Antaño todo era muy diferente. Porque con independencia de vivirse con bastante más intensidad que ahora, al menos desde lo religioso, las celebraciones propias de estas fechas, para nada se alteraba la actividad del día a día. Claro que las circunstancias y el contexto eran notablemente diferentes. Los casos que se refieren a continuación pueden resultar ilustrativos. La cercanía del tiempo de Navidad se advertía en los comercios de la capital que, además de sacar materialmente a la calle la amplia oferta de los productos de consumo típicos de estos días, solían montar artísticos escaparates -una de las muchas tradiciones perdidas-  hasta tener la consideración de verdaderas obras de arte; de tal manera que “ver los escaparates”, y hacer la inevitable valoración, terminó siendo un acto más de las navidades sorianas pero, sobre todo, de las costumbres sociales de aquella época.

Por otra parte, las calles céntricas de la ciudad no sólo no tenían la iluminación especial que se les instala ahora varias semanas antes sino que por el contrario se daba la curiosa paradoja de que a la vez que el Gobernador autorizaba la apertura de los establecimientos comerciales la víspera de Reyes hasta las doce de la noche y recordaba a sus dueños que “no obstante y a efectos de consumo de fluido eléctrico deberán atenerse estrictamente a las instrucciones de los organismos competentes del Ministerio de Industria”, una comunicación paralela recogía con detalle el horario de restricciones, prohibiendo el trabajo nocturno, y la advertencia expresa de la posibilidad, en caso de incumplimiento, de que se produjeran “averías irreparables en la estación transformadora [y ocasionaran el] corte general del suministro”, señalaba la nota oficial.

Y, sin pretender ser exhaustivos, bajo el paraguas protector de la Pro-Campaña de Navidad a la que nos referíamos hace unos días solían celebrarse actos de contenido folclórico de la más diversa índole bajo el título genérico de festival montados con el fin de recaudar fondos para los más necesitados. “Interpretando los deseos” del poncio (el Gobernador) eran, por lo general, los grupos artísticos de Educación y Descanso, Frente de Juventudes y Sección Femenina los encargados de ofrecer cada mes de diciembre un variado repertorio de actividades que habían estado preparando a lo largo del año con la vista puesta en esa representación concreta, aunque en ocasiones se sumaran otros conjuntos ajenos al aparato oficial.  Una de las veladas que se recuerda es la que organizó y ofreció la Sección Femenina el domingo 19 de diciembre de 1954  a las doce del mediodía en el teatro cine Avenida, “materialmente abarrotado de público”, especialmente de niños, que  constituyó un rotundo éxito, se dijo en la referencia del acto. Aquella mañana un grupo de estudiantes de Magisterio interpretó una danza rítmica que ante la petición del público tuvo que repetir; se representó el Auto Sacramental de Mira de Amescua “El Nacimiento de Nuestro Señor” a cargo de la Sección de Flechas de las Juventudes de Sección Femenina; muy emocionante resultó el cuento infantil “La Casa de Muñecas” y el romance “Los Reyes Magos van a venir”, y magnífica la interpretación de los villancicos que cantó el Coro del Colegio del Sagrado Corazón.