El obispo de la diócesis y las primeras autoridades provinciales en el acto de colocación de la primera piedra de la Barriada de Yagüe (Archivo Joaquín Alcalde)
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La Barriada, ahora ya nadie se refiere a ella con el añadido “de Yagüe”, aunque las razones pocos –si es que queda alguien- son los que las desconocen, está de casi de continuo en el plano de la actualidad local. Últimamente ha sido a propósito de la remodelación del Centro Social, o lo que es lo mismo, del antiguo Hogar del Productor, para que nadie y sobre todos los mayores se pierdan, como también del plan especial de urbanismo –o como se llame- con el que se pretende preservar la estética histórica del barrio que después de muchos años ha decidido abordar el Ayuntamiento.
La Barriada de Yagüe tiene, como no puede ser de otra forma, su historia particular, sobradamente conocida por los vecinos, especialmente por los más mayores, que arranca un mes de septiembre mediados los años cuarenta del siglo pasado cuando en aquella Soria diminuta, que malamente sobrepasaba los 15.000 habitantes y su configuración, por cualquier lado que se mirara, no iba mucho más allá de lo que conocemos hoy como centro urbano, con algún barrio como el aledaño de la entonces todavía colegiata notablemente deteriorado, produce impacto una escueta noticia publicada por el periódico Campo según la cual el general Juan Yagüe Blanco, nacido en San Leonardo de Yagüe, promueve la construcción de 200 viviendas ultrabaratas en las afueras de la capital que irán acompañadas de una iglesia, escuela y clínica de urgencias, se dice en el primer momento.
Es en ese preciso instante cuando se pone en marcha la maquinaria administrativa. Año y medio después, en los primeros días de mayo de 1948, se aprueba el proyecto para la construcción de la Barriada de Yagüe. Y se precisa más: serán definitivamente 302 las viviendas que se levanten, todas ellas “para productores”, dotada cada una con 300 metros cuadrados para cultivo. La iglesia contará con vivienda para el párroco; el grupo escolar dispondrá de casa para los maestros; ya no se habla de clínica de urgencias sino de dispensario y se contempla la construcción de hogar del productor. El presupuesto inicial se estima en una cifra ligeramente superior a los catorce millones de pesetas (poco más de ochenta y un mil euros).
El 18 de julio (fecha emblemática en la época) de 1949, después de una misa en la iglesia de Santo Domingo, a la que asisten “autoridades, jerarquías y productores”, según la referencia de la prensa de aquellos años, tuvo lugar el acto de bendición del comienzo de las obras de la Prisión (la actual, en la calle de Las Casas). Y concluido éste, cuenta la misma crónica que todas las autoridades y asistentes se trasladaron al punto elegido junto a la carretera de Valladolid, junto a los Cocherones de Obras Públicas (demolidos años más tarde para construir la estación de autobuses), donde con el mismo ritual que en la que iba a ser futura Prisión se bendijo y colocó la primera piedra del grupo que tomaría el nombre de su promotor, es decir, la Barriada de Yagüe. Aquel día, por cierto, fueron noticia de primera en el periódico Campo los telegramas que se cruzaron con este propósito el Gobernador civil y Jefe Provincial del Movimiento Jesús Posada Cacho y el teniente general Juan Yagüe Blanco, entonces capitán general de la VI Región con sede en Burgos. Pues al testimonio de reconocimiento que le hacía llegar el primero trasladándole el “cariñoso saludo de gratitud fervorosa del pueblo soriano hacia su paisano más ilustre”, respondía el destinatario dejando constancia de su agradecimiento por la felicitación al tiempo que “pido a Dios, que entre todos pongamos a esa querida provincia a la altura que merece”, se recogió textualmente siguiendo la costumbre de entonces.
El comienzo efectivo de las obras se produjo sin dilación, de tal manera que dos años después, en 1951 y concretamente el 18 de julio, como no podía ser de otra forma al ser el día de la Fiesta Nacional, se entregaron las 183 primeras viviendas.