EL «TERMÓMETRO» DEL MERCADILLO

El mercadillo de los jueves cuando estuvo últimamente detrás de Correos (Joaquín Alcalde)

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No hace mucho se ha hecho balance del primer año de funcionamiento de la nueva Plaza de Abastos. Y, como siempre, ha habido opiniones para todos los gustos. Desde quienes han dicho que un año no es tiempo suficiente para hacer una valoración, hasta quienes se han manifestado con rotundidad y no han tenido el menor reparo en señalar que ha sido un fracaso en toda regla para una inversión tan importante como la que se ha acometido. Los comerciantes, por su parte, han expuesto sus argumentos y solicitado respeto a los detractores (fundamentalmente los grupos de la oposición del Consistorio), al tiempo que desde el Ayuntamiento se ha lanzado la idea de que la actuación debe contemplarse a más largo plazo, porque el proyecto no está concluido.

Uno, evidentemente,  no tiene los datos que se necesitan para poder evaluar la evolución del día a día de la nueva Plaza de Abastos y se cuidará, por tanto, muy mucho de hacerlo, pues todos los posicionamientos son entendibles, aunque, por supuesto discutibles.

Pero uno si está en condiciones de hacer pública su propia reflexión acerca del otro mercado, el textil y el de verdura de los jueves, conocido como mercadillo, que alguna pista puede dar, pues a poco observador que se sea sí se detectará que ha experimentado un descenso en el número de los puestos de venta y de visitantes, o al revés, que nunca sabe. Y eso sí es una evidencia.

Algo, por otra parte, que ya se detectó desde el primer momento cuando se produjo el regreso a la ubicación originaria de la plaza de Bernardo Robles y aledaños y se pudo constatar que bastantes de los puestos que habían venido funcionando hasta ese momento en Las Concepciones y alrededores se habían quedado en el camino. Para atestiguarlo nada mejor que hacer un recorrido un jueves cualquiera por la calle Aguirre, la plaza del Carmen y la calle Doctrina, o a la inversa, tanto da, si es que no hacer un receso a media mañana, incluso a medio día, por alguno de los bares de la zona, uno se permite recomendar el Mayte –que conoce y frecuenta particularmente los jueves desde hace bastantes años-, en la calle Calixto Pereda, junto al Aula Magna Tirso de Molina. Es el que cada jueves del año toma la temperatura del mercadillo. Y si esto sucede los jueves, el día que los sorianos seguimos considerando como del mercado semanal y como consecuencia de mayor afluencia, no habrá que hacer un esfuerzo que trascienda los límites de lo razonable para concluir que la actividad que registra el entorno a lo largo de la semana no es la que sería de desear.