Edificio del Banco de España en una imagen de los años cincuenta (Archivo Histórico Provincial)
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Del edificio del Banco de España quedará para siempre el recuerdo de su majestuosidad y de modo especial la fachada principal que, como observa la doctora Montserrat Carrasco García en su obra Arquitectura y Urbanismo en la ciudad de Soria 1876-1936, “recuerda la organización de un templo clásico”, y en una faceta bastante más prosaica la infinidad de detalles y anécdotas con que haya podido quedarse cada cual, pero sobre todo la novedad de las puertas giratorias, que fueron un elemento de distinción junto a las de otros edificios públicos de la época como los de Correos y Hacienda, y las pavesas que de vez en cuando revoloteaban por las plazas aledañas, señal inequívoca, se decía en la calle, de que se había procedido a la destrucción de billetes de papel notablemente deteriorados que habían quedado fuera de circulación.
No obstante, además del Banco de España, funcionaron en aquella época el Español de Crédito, en principio en uno de los bajos del Palacio de los Condes de Gómara para pasar más tarde a la plaza de Mariano Granados o del “chupete”, por la fuente que hubo en el centro, al lugar que ocupa hoy una de las sucursales de la Caja Rural, y ya en época muy posterior a El Collado. El Hispano, al final de la acera del Casino, junto al cine Ideal, para ser trasladado con posterioridad también a El Collado pero muy cerca de la calle Marqués del Vadillo, es decir, de la antigua Puerta del Postigo. En el mismo edificio que el Hispano, en su ubicación original, aunque en la primera planta, funcionó la Banca Ridruejo, que dejó para ocupar el piso bajo del Hispano cuando este se mudó. Y, en fin, el Aragón, en el ensanche de El Collado, en la plaza de San Blas y el Rosel (entonces de Aguirre), hoy conocida como popularmente “de la tarta·.
Pero además estaba establecida la Caja, es decir, la que luego se conoció como Caja Duero, denominación comercial para abreviar el larguísimo nombre de Caja General de Ahorros y Préstamos de la Provincia de Soria. Tuvo la sede en la plaza de San Esteban, en el edificio llamado hoy Centro Cultural Gaya Nuño, que gestiona el ayuntamiento. La antigua Caja, cuando se hizo más grande, pasó a la plaza de Mariano Granados, a la mole que abandonó para acomodarse en el remodelado inmueble del antiguo Hotel Comercio y estuvo utilizando varios años la Junta de Castilla y León hasta tanto se terminó de construir en el Polígono de la Estación Vieja el nuevo edificio, bautizado popularmente como la Nueva Colmena.
Era toda la oferta de que disponían los sorianos. La Caja no tuvo sucursales o agencias urbanas, como se quiera, hasta que abrió la ubicada en la calle Marqués del Vadillo, en el local que ocupa hoy una compañía de seguros. Por cierto, la inauguración de esta agencia urbana no estuvo exenta de una parafernalia que sólo es comparable con la que montó cuando modernizó las instalaciones de su sede central en la plaza de San Esteban –el Gaya Nuño de Ahora- o con el estreno del ya citado edificio de la plaza del Mariano Granados, y desde luego mucho mayor que la de cualquier otra entidad, incluido la del propio Banco de España en su día
En cualquier caso, los tiempos modernos trajeron nuevas entidades bancarias a Soria, entre ellas el Banco Castellano, que ha terminado siendo el BBVA de ahora, en la plaza de Herradores con vuelta a la calle Marqués del Vadillo, en tanto que las que ya estaban asentadas comenzaron a abrir nuevas oficinas en otras zonas de la ciudad a medida que ésta fue extendiéndose y las políticas de los sucesivos gobiernos así lo decidieron, antes de la profunda reconversión del sector y la aparición, como resultado, de nuevas sociedades financieras, que han dado un vuelco al sistema tradicional.