EL «MURO» ALUSIVO A NUMANCIA ENTRE LA DIPUTACIÓN Y HACIENDA

Diputación Provincial. AHPSo 8238 (15)

Fachada de la Diputación Provincial con el «muro» de separación de la Delegación de Hacienda ya construido (Archivo Histórico Provincial)

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A mediados del pasado mes de enero de 2017 se anunciaban algunas de las actividades a desarrollar en el marco de la celebración que se ha dado en llamar Numancia 2017. Entre ellas, una relacionada con el pebetero alusivo a la gesta numantina ubicado en el muro existente entre el edificio de la Diputación Provincial y el de la Delegación de Hacienda y en el encendido de la llama que estará prendida durante el desarrollo de los actos que se tiene previsto llevar a cabo con motivo de la efeméride. Promovido por el Ayuntamiento de Soria, a iniciativa de la Asociación Tierraquemada, la empresa Gas Natural ha llevado a cabo previamente los trabajos de canalización de gas desde la calle Morales del Espino (el callejo entre Hacienda y la Diputación) y creado la infraestructura necesaria, de las que hasta ahora carecía, para que la idea se plasme en realidad.

Dicho esto, no está de más señalar de entrada, para evitar cualquier equívoco, que no es nuestra intención referirnos a la programación de Numancia 2017, de la que por cierto no se ha conocido poco más que una retahíla de ideas sueltas puede que producto de un oportunismo caduco, sobre la que podría hablarse de lo lindo, sino de aportar algún dato –no muchos, aunque sí los suficientes como para conocer su origen- a la historia del muro en cuestión que, además de pasar desapercibido, desde su construcción absolutamente nadie se había preocupado hasta ahora de él.

Pues bien, la construcción del muro en cuestión hay que situarla al final del año 1972 y comienzo de 1973 cuando la Diputación Provincial que presidia el médico Juan Sala de Pablo tomó el acuerdo de reordenar y dignificar la fachada del edificio con escalinata, plataformas balaustradas, pedestales y esculturas y decidió colocar delante de la fachada del Palacio Provincial seis de las ocho estatuas –las otras dos ya llevaban tiempo expuestas- que se encontraban arrinconadas en el ahora patio trasero de la Diputación que en la actualidad se utiliza como aparcamiento.

Porque fue entonces cuando se levantó el muro de granito, hasta ahora olvidado, que se desarrolló a distintos niveles, de manera que en el más alto se ubicó la reproducción simbólica de la hoguera, en el pebetero flamígero; el nombre Numancia en el plano inclinado de los sillares, y abajo el terreno llano y ribereño, en otro nuevo plano, una alegoría de los campamentos sitiadores.