LA NOVENA A SAN SATURIO

Capilla de San Saturio en la concatedral de San Pedro (Archivo Histórico Provincial. Fondo Lafuente Caloto)

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Las fiestas de San Saturio están a la vuelta de la esquina y la realidad más inmediata nos dice que el próximo domingo, o sea mañana, comienza la novena al Patrón de la Ciudad. Una convocatoria que pese a los nuevos tiempos que corren sigue manteniendo la esencia de la tradición y el compromiso de los sorianos con el santo anacoreta y una de las contadas costumbres que se sigue manteniendo. Porque las fiestas de San Saturio en su conjunto también se han visto arrastradas por los nuevos hábitos que ha incorporado la sociedad moderna hasta dejarlas en la práctica irreconocibles respecto de las de no hace tantas décadas cuando las celebraciones suponían un reclamo para volver a la ciudad lejos de la excusa perfecta de quienes ahora aprovechando las jornadas festivas intentar prolongar el verano fuera de ella.

En lo religioso, la novena siempre ha gozado de un especial seguimiento con los naturales vaivenes según las circunstancias que hayan podido concurrir en un momento o época determinados porque el hecho cierto es que las naves de la Concatedral y anteriormente Colegiata, que se llenaban a rebosar de files y devotos del Santo, han polarizado el interés de las conmemoraciones saturianas las fechas previas al 2 de octubre, el día grande por excelencia. Metidos ya de lleno en el siglo XXI, la novena continúa siendo uno de los ejes sobre los que se asienta el programa de las fiestas mayores de la ciudad, desde hace décadas devaluadas si es que no desnaturalizadas con la excepción de las citas religiosas que apenas se han visto afectadas por las innovaciones a no ser la ceremonia de vísperas –que ya no se celebra- la tarde del día 1 en el primer templo de la ciudad a la que hasta no hace tantos años asistía el ayuntamiento en Corporación bajo mazas y en tiempos no tan pretéritos el Cabildo de los Heros y la Soldadesca, instituciones perdidas.

Ahora –desde hace décadas- es tradición que la novena comience la tarde del 24 de septiembre para terminar el día de la fiesta pero en el contexto de la historia no deja de ser una costumbre relativamente reciente. Porque como recordaba el abad Santiago Gómez Santa Cruz en la novena que compuso en el año 1937 durante el siglo XIX “la Ciudad, sus labradores y los de la Tierra, acudieron a su Patrono en cuantas necesidades tuvieron. El 2 de octubre, con asistencia de los Prelados de Osma, celebraban su fiesta principal, y dicho día comenzaba la novena, en la que, todas las tardes, se daba a adorar la Santa Cabeza”. Y añadía que ya “en nuestros días” [por el año 1937]  “las fiestas cívicas de los días siguientes al dos de octubre restaban asistencia de fieles y solemnidad a la novena, y los que asistían a ésta tenían que imponerse el sacrificio de renunciar a los festejos populares que coincidían en aquellos días, por lo que el Cabildo Colegial, de acuerdo con el Municipal, y con el aplauso y contento de todos, determinó que empezara la tarde del 24 de septiembre para terminar el día de la fiesta. El Cabildo –añadía-, vista la extraordinaria concurrencia a la misma, dispuso que uno de sus capitulares predicase todas las tardes, y así se hizo, sin remuneración pecuniaria. A los tres años, el Ayuntamiento, fiel siempre a la tradición de honrar a San Saturio, acordó costear los sermones, como lo efectuó hasta 1930 inclusive. En 1931, con el cambio de régimen político, el Gobierno irreligioso, que padeció la Nación desde el 14 de abril, prohibió a los Ayuntamientos contribuir a cualquier acto religioso; pero ello dio motivo a que el culto de los sorianos a su Patrono fuera, desde aquella fecha, más fervoroso y solemne”. Aunque, no obstante,  si bien el Ayuntamiento no pudo tomar parte oficial en las fiestas desde el año 1931 a 1936, los miembros de la Corporación lo hicieron particularmente en su mayoría contribuyendo a costear y solemnizar las fiestas religiosas en honor del Patrón de la Ciudad.

La novena del abad Gómez Santa Cruz, “el señor abad” en el lenguaje de los sorianos de aquellos tiempos, es la que se reza en la actualidad con alguna pequeña modificación, más bien testimonial, introducida por el canónigo Carmelo Jiménez, el Capellán-Delegado del Cabildo para la ermita de San Saturio que más huella ha dejado entre los que han ejercido el cargo. Por cierto, la novena que se dice en la ermita del Santo esos mismos días, aunque por la mañana, data de 1826. Lo escribió en su día el Canónigo-Archivero de la Concatedral y director del periódico Soria-Hogar y Pueblo, Jacinto Jimeno.