DESDE LA TORRE DE LOS RÍOS

El programa-concurso «Ondas de Medianoche», que se emitía cara al público, era el más seguido de los que ofrecía la entrañable Radio Soria (Archivo Histórico Provincial)

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El 1 de noviembre de 1952, día de Todos los Santos, hizo sesenta y cinco años que comenzó a emitir en periodo de pruebas la emisora Radio Soria, la que en el dial se identificaba como la Estación Escuela número 2 de la Cadena Azul del Frente de Juventudes y emitía “Desde la Torre de los Ríos”. Un avance novedoso en el modesto, por limitado y controlado, panorama informativo de aquella Soria de comienzos de los cincuenta que andaba inmersa en otro tipo de preocupaciones.

Instalada en la última planta del emblemático y destartalado Palacio de los Condes de Gómara tenía el terreno abonado para calar en la sociedad soriana. El edificio acababa de desocuparlo la Delegación de Hacienda hasta su traslado a la entonces modernísima, y todavía hoy, sesenta y tantos años después, suntuosa sede de la calle Caballeros. Una vez desalojado se ubicaron en él diversos organismos del Movimiento, algunas dependencias del Frente de Juventudes y las oficinas de los antiguos sindicatos. Mientras que en la planta baja todavía quedaba el recuerdo de las oficinas del Banco Español de Crédito, la sala del cine Proyecciones, la administración de los coches de línea del Valle, el Despacho Central de Mercancías de la Renfe y hasta un bar, que puede que fuera el último en abandonar el inmueble una vez que lo compró el Ayuntamiento por una cantidad irrisoria.

La instalación de la emisora de radio se desarrolló en un abrir y cerrar de ojos. Porque, en efecto, apenas un año y medio antes del inicio de la andadura, tras una reunión celebrada en el Gobierno Civil, se anunciaba el acuerdo político de una iniciativa que se llevaba tiempo esperando en la ciudad. El Ayuntamiento contribuyó con una ayuda de 50.000 pesetas (300 euros de la moneda actual), del mismo modo que lo hicieron los municipios de la provincia en la medida de las posibilidades económicas de cada uno.

En el ático de tan significativo edificio, donde se encontraban asimismo ubicados los equipos técnicos, estuvo funcionando durante bastantes años “la radio” hasta su traslado a un piso de la calle Cortes. Pudiera decirse que la época dorada de la emisora transcurrió en aquellas novedosas y modernas instalaciones adaptadas en el conjunto de una fábrica enorme, cargada de historia pero escasamente funcional que se diría hoy, que, por el contrario, no carecían absolutamente de nada pues estaban dotadas desde oficinas para los servicios generales de administración y de atención al público hasta de despachos en los que se concentraba y decidía la actividad diaria de la emisora pasando por dependencias destinadas a locutorios y sala de control y, por supuesto, de discoteca, con algún tipo de restricción importante no tanto para acceder a ella como con indicaciones muy precisas recordando al personal de la emisora la prohibición expresa de emitir determinados contenidos musicales, algo normal, por otra parte, en la época.

Pero por encima de la singularidad de las instalaciones y de los programas de todo tipo que se emitían, entre las dependencias de aquella coqueta emisora llamaba particularmente la atención el no menos elegante y encantador salón de emisiones “Cara al público”, con alrededor de un centenar de confortables butacas habida cuenta la costumbre extendida en la época de celebrar en presencia de la concurrencia emisiones radiofónicas de todo tipo, por lo general las de mayor audiencia. De manera que para asistir en directo, como pudiera ser el caso, a las inolvidables Ondas de Medianoche, el programa estelar en la sin ninguna duda la más apasionante etapa de la radio soriana y de la vida de Soria, había que recurrir al siempre socorrido uso de la recomendación y aun con todo había quien no podía acceder al auditorio.